Epílogo

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¿Estamos preparadas para despedirnos? </3 Leed la nota al final que os dejo algo para animar <3

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Un pie, después el otro sin prisa...

Me voy a caer y voy a hacer el ridículo.

Estoy tan absurdamente nerviosa que después de haber estado casi toda mi vida andando con tacones de aguja, siento que me voy a tragar el suelo a cada paso.

Respiro hondo en busca de calma y levanto la mirada. Verlo todo a través del velo hace que mi corazón golpee tan fuerte que temo que se me salga del pecho.

Esto es real, estoy caminando hacia el altar para casarme con el chico que me ha cambiado la vida y al cual amo con cada parte de mi ser.

Vuelvo el rostro y la sonrisa amplia y cálida de mi padre me recibe. He de admitir que antes de salir, cuando me ha mirado de arriba abajo y, tras decir que estaba preciosa ha dicho que su niñita ya era mayor, sonando orgulloso, he estado a nada de llorar. Pero he sido capaz de contenerme y no estropear el maquillaje.

Hay mucha gente, casi todos son rostros conocidos de personas que se alegran por Aitor y por mí. Tengo el corazón hinchado y acelerado.

La marcha nupcial suena mientras papá y yo recorremos el pasillo seguidos de Paula y Alejandra; la peque lleva los anillos. Al llegar al altar, papá me da un abrazo cargado de cariño antes de ir a sentarse en primera fila junto a mi madre, quien me da una sonrisa de boca cerrada. Paula y Alejandra se han colocado junto a mi hermana que es la madrina; no podía ser de otra manera. Mi hermano está junto a Julio e Iván, ellos son los padrinos.

Me vuelvo para entregarle el ramo a mi hermana, estoy tan nerviosa que me convenzo de que las flores van a acabar en el suelo, pero no es así.

Mel me da una sonrisa que de algún modo se siente como una caricia al alma; que ella esté conmigo en un momento tan importante y que nuestra relación ahora sea tan sana es algo por lo que estoy muy agradecida.

Cuando llego frente al que en breves instantes será mi esposo, respiro hondo, reuniendo valor para alzar el rostro.

Es estúpido que esté tan nerviosa cuando él y yo llevamos tanto tiempo juntos y no nos amamos más porque no se puede. Nos tenemos excesiva confianza y puedo afirmar sin ninguna duda que él me conoce mejor que nadie. A veces creo que me conoce incluso mejor que yo misma.

—La corona, mi reina —murmura lo suficientemente bajo como para que solo lo pueda escuchar yo. Alzo el rostro con una ligera sonrisa. Cada día que pasa está más guapo y no entiendo cómo es eso posible.

El señor que oficia la boda comienza a hablar explicando por qué estamos todos aquí reunidos, como si yo no lo hubiese explicado bien en las preciosas invitaciones que Aitor me ayudó a hacer. He de admitir que ni siquiera le escucho; estoy mirando a Aitor como una estúpida. Ni siquiera nos hace falta hablar para entendernos; cuando aprieta los labios, conteniendo una sonrisa y alza las cejas, señalando con la vista más o menos a la altura de la cadera, sé que está haciéndome saber que este vestido me hace buen culo. Tengo que contener la risa, porque me parece increíble y muy único de él que en un momento tan importante, esté pensando en mi culo. Le tiene devoción.

Yo ya sé que este vestido me hace un culo tremendo, Mel y yo lo diseñamos para que así fuera. Es ceñido y de encaje con escote corazón; por debajo del trasero se ensancha, acabando en una larga cola que me hace sentir como una princesa.

El traje de Aitor también fue cosa mía, él insistió porque dijo que diseñar se me daba demasiado bien y que yo era quien lo iba a dejar más guapo. No se equivocaba. El chaleco bajo la chaqueta oscura con un estampado negro que cuesta apreciar desde la lejanía quedan de maravilla y la camisa blanca los resalta. El pantalón es oscuro y liso, del mismo modo que la corbata. A pesar de que las mangas de la chaqueta son largas, los tatuajes de su mano son visibles.

Ríndeme Pleitesía [✔️] [Gallagher #3] [Libros 1 y 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora