11. Las formas del amor

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AITOR

Creo que nunca en mi vida he estado tan relajado cómo ahora. Elisabeth lleva un rato pintando mi tatuaje y, mientras ella se mantenía ocupada en eso, yo le he estado contando los diferentes mitos.

La rubia está prácticamente echada sobre mi brazo, puedo sentir su sedoso cabello cayendo sobre mi piel mientras ella permanece completamente concentrada en colorear.

Alargo la otra mano para retirarle un mechón tras la oreja y ella ni siquiera se inmuta. Está dándole los últimos retoques, es demasiado perfeccionista.

Puedo sentir cómo mi corazón late despacio, estoy tan relajado que incluso mi respiración se vuelve pesada. Los párpados me pesan, pero no quiero cerrar los ojos y perderme la perfecta imagen que me ofrece la rubia.

Por un rato todas mis preocupaciones desaparecen, es cómo si solo existiéramos Elisabeth y yo; como si nunca hubiésemos terminado.

—No lo entiendo.

Levanto la mirada a la par que ella y frunzo ligeramente el ceño sin entender de qué habla.

—¿El qué?

—Zeus abusaba de todos, los engañaba para violarlos —dice arrugando la nariz, me dan ganas de alisar sus arrugas con besos. Me encanta cuando lo hace, se ve increíblemente tierna.

—Sí —concuerdo centrándome en lo que dice sin entender a dónde quiere ir a parar.

—¿Por qué te hiciste ese tatuaje? —pregunta por fin, haciendo un escándalo demasiado exagerado.

No puedo evitar soltar una escueta risa.

—El arte va más allá de la moral —comento sin más y ella me mira atenta—. Una obra epatante puede estar colmada de belleza. Los desnudos, la decadencia...

—Zeus era un violador —insiste con los ojos ligeramente entornados—. Tienes tatuado a un violador —recalca.

—Tengo tatuado al dios del Olimpo —la corrijo—. Quería hacerme un tatuaje grande y la idea me gustó. Zeus está involucrado en muchos mitos y me gusta la mitología.

—No puedes estar hablando en serio —me interrumpe incrédula.

—Solo es ficción. Me parece fascinante cómo se enlazan unos mitos con otros. Zeus se tiraba a todo lo que se movía y eso dio lugar a muchas más historias y un árbol genealógico de lo más complicado —argumento. Elisabeth bufa y suelta el rotulador sobre la mesa, parece que ya ha terminado—. Además, el tatuaje me lo hice unos meses antes de que pasase lo de mi hermana. Leí mucho sobre Zeus y tenía dinero, quería hacerme mi primer tatuaje y la mitología griega me fascinaba. No lo pensé demasiado.

—Bueno, dejando aparte el hecho de que es un violador, la zoofilia y todo eso, el tatuaje me gusta —comenta con una pequeña sonrisa—. Y me gusta que me cuentes las historias —añade segundos después, sus mejillas lucen ligeramente sonrosadas y una sonrisa se desliza en mi boca. Este rato ha sido lo mejor en dos meses y con diferencia. Elisabeth arruga la nariz de esa forma que tanto me gusta y habla de nuevo—. Aunque preferiría historias más... románticas.

—El amor tiene muchas formas —comento. La rubia chasquea la lengua y niega.

—Eso no es amor, es obsesión.

—Cada uno ama a su manera, hay personas que no saben amar —murmuro lo último y la rubia tuerce el gesto al entenderme. Creo que nosotros nos queremos, pero no supimos hacer las cosas bien.

Elisabeth hace el amago de levantarse disgustada, pero llevo mi mano a su cadera antes de que pueda hacerlo y la retengo ahí.

—Lo que quiero decir es que el amor es complicado, se presenta en muchas formas y los enamorados hacen tonterías...

Ríndeme Pleitesía [✔️] [Gallagher #3] [Libros 1 y 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora