8. «Pídemelo y lo haré»

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MARATÓN 2/4

ELISABETH

Ayer bebí, pero no lo suficiente como para no acordarme de lo que dije. Al menos no hice el ridículo en la celebración.

«Siento lo que pasó».

¿En serio? ¿Por qué dije eso? Debió pensar que soy idiota. Yo misma puse fin a lo nuestro.

Salgo de la habitación muerta de vergüenza y, tras darle algunos mimos a Minina quien me espera en la puerta como siempre, me acerco a la cocina con la cabeza gacha. No quiero mirarle a la cara, qué vergüenza.

Aitor está hablando por teléfono, pero se percata de mi presencia al instante.

—Mira, ya se ha despertado —comenta dándome una ligera sonrisa y poniendo el móvil en manos libres, yo me quedo parada y con el ceño fruncido hasta que se acerca y me da una gran sonrisa—. Saluda a la jefa.

—Hola —murmuro dudosa.

—¡Elisabeth! —dice ella a modo de saludo al otro lado de la línea—. Le comentaba a Aitor que esta noche voy a cenar con mi marido y que nos gustaría que nos acompañaseis. Así te lo presento.

—Tal vez podíamos dejarlo para otro... —comienzo a decir, pero Aitor habla a la vez y me callo.

—Allí estaremos.

Le doy un codazo y hablo susurrando para que solo me escuche él.

—Va a cenar con su marido y vamos a ser una molestia.

—En absoluto, su marido también es dueño de la agencia.

—Da igual.

—Nos vemos esta noche —le dice al móvil antes de finalizar la llamada y yo le doy una mala mirada.

Bufo y me alejo hacia la ventana, a diferencia de hace un par de días, hoy hay un sol radiante en el cielo. Aitor me sigue y mira por la ventana, de reojo puedo ver cómo desvía la mirada hacia mí con el ceño fruncido.

—¿Estás molesta?

—Sí —respondo sin más. Él suspira y aprieta los labios pensativo—. No me gusta molestar, y es lo que vamos a hacer en esa cena.

—No es cierto, Josu estará encantado de conocerte. Él también es dueño y...

—Ya me lo contó Iván —respondo tajante. Él rueda sus preciosos ojos con cansancio.

—Salen a cenar con mucha frecuencia y créeme que si pensasen que vamos a ser una molestia no nos habrían invitado, así que relájate —comenta posando una mano en mi hombro, pero sus palabras me ponen aún más de los nervios.

—¡No puedo relajarme!

Me aparto bruscamente y camino hacia la sala de estar con él pisándome los talones.

—¿Se puede saber cuál es el problema ahora? —pregunta notablemente frustrado, y eso hace que me sienta mal.

—Ni siquiera sé si quiero trabajar ahí —exhalo, estoy hecha un lío—. Yo ya tenía una agencia y...

—Creí que ya lo habíamos dejado claro. ¿Quieres volver con tu madre para que siga sin valorar tu trabajo? —pregunta malhumorado, siento un pinchazo en el pecho porque tiene razón.

—No lo sé. Necesito estabilidad y no puedo estar dependiendo te ti...

—Antes de que vuelvas a ese trabajo de mierda, prefiero mantenerte —masculla dejándome con la boca abierta y suspira ofuscado. Mi corazón se hincha, se preocupa por mí—. No pierdes nada por intentarlo —dice pasados unos segundos. Es imposible pasar por alto el tono de súplica que tiñe su voz. Acabo asintiendo sin mucho convencimiento.

Ríndeme Pleitesía [✔️] [Gallagher #3] [Libros 1 y 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora