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20. Me ha acabado robando el corazón

—¿Puedo ayudarte en algo?

Levanto la cabeza y veo a Aitor sentarse frente a mí. Pone los codos en la mesa y se sostiene el rostro, ligeramente inclinado hacia delante, mostrando interés. Niego.

—Le he escrito a Adriana para preguntarle si puedo cambiar los diseños, escoger los colores y etcétera, y me ha dicho que Josu me da carta blanca y tres días —comento dándome golpecitos en el labio con el extremo del lápiz.

—Eso es genial. ¿Qué tienes en mente? —pregunta sonando realmente interesado. Me gusta cómo sus pupilas me observan atentamente.

—Pues he estado pensando en lo que has dicho, y tienes razón. —Mis palabras parecen sorprenderle, pero no dice nada, solo alza las cejas—. La clave está en la variedad y en los diferentes gustos. Lo que tienen estos diseños en común para pertenecer a la misma línea es que son para parejas, así que he pensado en hacer diseños independientes del resto de la línea.

—Eso suena muy bien, rubia.

—Aunque hay algo que no me cuadra —murmuro, Aitor hace un sonido para que continúe—. Los diseños en pareja deben combinar entre sí, pero que ambos vayan del mismo color me parece demasiado; van a salir diseños demasiado vistosos, porque no puedo hacerlos todos en una gama de blancos, negros y grises.

—Te complicas tanto que pasas desapercibida la opción fácil —dice con una risa.

—¿Eh?

—Los trajes no tienen que ser del mismo color para combinar; basta con que combines la corbata. Que es lo que se hace generalmente.

—Es cierto —murmuro para mí misma y me siento un poco ridícula por no haberlo pensado antes.

—También puedes hacen que los colores se complementen, que sean opuestos o de diferentes tonos.

—¿Qué te parece rosa y azul? —digo los primeros colores que se me vienen a la mente y Aitor pone una mueca.

—No estaría mal... si los trajes fuesen para un baby shower —concluye con una carcajada y se encoge de hombros. Yo bufo.

Ojeo los diseños por milésima vez; los vestidos son diferentes, unos más largos, otros más cortos, hay anchos y ceñidos... Los trajes de hombre son casi todos iguales. Cambian cosas mínimas como los botones.

Estiro la mano para agarrar una hoja antes de que la voz de Aitor me detenga.

—¿Quieres que te traiga el IPad?

—No es necesario, gracias —respondo simpática a su amable gesto. Estoy acostumbrada a diseñar en papel.

Con un lápiz celeste hago rápida y simple la figura de la persona y comienzo a replicar los diseños por la parte frontal, que es lo único que me ha dado Josu. Yo sin embargo voy a hacer también la vista desde atrás para tenerlo todo claro.

Esto no me toma demasiado tiempo porque lo hago de forma muy sencilla, sin embargo Aitor se aburre y se va a jugar un rato con la gata.

Con un lápiz negro comienzo a hacer detalles y cambios. Algunos vestidos los cambio por completo. He variado algunas de las formas, algunos los he vuelto conjuntos de falda o pantalón corto, e incluso he hecho un traje con pantalón largo. He de admitir que en esto se me van varias horas.

Aitor me pregunta de vez en cuando cómo voy y me trae unas fresas. Para cuando es la hora de cenar, se sienta frente a mí.

—¿Te apetece algo en concreto? —pregunta estirando la mano y agarrando uno de los diseños. Yo niego—. Este me gusta, te quedaría de escándalo —comenta. Alzo la mirada y veo que ha agarrado la hoja con el traje de mujer. Es un diseño bastante sencillo pero elegante. Casi todo de color negro. Pantalón largo, tanto que sin tacones quien lo lleve se pisaría el bajo. La chaqueta es ajustada y llega hasta la cintura, tiene un escote bajo que deja a la vista un sujetador blanco; mientras que el pantalón es ajustado solamente hasta las rodillas, a partir de ahí se ensancha. Las mangas de la chaqueta son largas y simples.