Capítulo 15

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El castaño corría sin rumbo aparente por las frías calles inglesas, sus piernas eran impulsadas por el rencor y dolor que habían implantado en él años atrás.

Sus pisadas resonaban sobre el pavimento, con la mente en las nubes recorría el camino que lo llevaba directamente al lugar que tanto le frustraba y apresaba diariamente. Lo peor era que su trabajo consistía en mantener a flote aquella vieja construcción. La iglesia.

Sus pasos frenaron estrepitosamente al ver aquella construcción ante sus ojos, ¿Por qué había ido allí? Si era lo que menos quería ver.

Su pecho subía y bajaba violentamente, estaba agitado y frustrado.

Sin entender sus movimientos ingresó al lugar, con cada paso que daba sentía sus piernas temblar, su mente era caos, no era la primera vez que pasaba por algo así.

Abrió las puertas del lugar, notó como todo permanecía en orden, el ambiente era sombrío y frío, a tal punto de ser tétrico. Intentaba calmarse cerrando sus ojos aún en su lugar, sin embargo, los recuerdos de una bella mujer provocaban todo lo contrario, lo llenaban de melancolía y desesperación.

¿Por qué ella?

¿Por qué él?

¿Por qué?

No comprendía, dolía y mucho.

La opresión en el pecho era agobiante y tortuosa, abrió los ojos observando nuevamente el panorama.

"Por su culpa, por esto, por todo."

Fue la respuesta que resonó en su cabeza, empuñó sus manos y dejando la cordura de un lado se entregó al dolor y furia que retenía desde hace casi cuatro años.

Los golpes resonaban por el lugar, las bancas eran aventadas entre sí causando sonidos ensordecedores y molestos que alimentaban la furia en el castaño, el crujir de la madera y su rechinar, los sonidos de cosas quebrándose hacían eco en el salón. Taehyung estaba fuera de sí, sus ojos estaban rojos, llenos de ira y dolor que lo arrastraban nuevamente a la agonía, caminó entre grandes zancadas hasta el altar en donde ofrecía misa y lo miró con desprecio.

Odiaba todo.

Odiaba esto.

Su respiración era errática, su pecho subía y bajaba con furia, sentía que el aire no era suficiente, que sus pulmones quemaban. Nada era suficiente.

Estalló en desesperación.

Su cuerpo se movía solo, aventó y rompió todo lo que pudo, gritaba y bufaba en cada movimiento.

Ese no era Taehyung.

Las flores y floreros que habían acomodado el día anterior con gran ilusión se encontraban en el suelo. Igual de rotos que él.

Mostrando que tan solo era un puñado de huesos y carne, que eran movidos por el remordimiento de un amor destruido.

Las bancas estaban desordenadas y una que otra en el suelo reposaba. Todo lo bueno que habían reparado y acomodado con tanto trabajo, había sido destrozado.

Los nudillos de Taehyung permanecían blancos y sin vida, a excepción de su mano derecha, ésta última se encontraba teñida de carmín, no solo por la sangre de Chanyeol, sino como consecuencia por estar golpeando cada objeto que se encontraba.

Una pequeña risa retumbó en la capilla. Taehyung se tensó y contuvo la respiración.

"Caíste"

Maldijo al percatarse de lo que había hecho. Su mente se volvió un caos al percibir aquel dulce aroma acompañado con un toque de azufre.

—¿Q-qué haces aquí? —dijo intentando mantener su voz lo más clara posible y sin poder verle.

—¿Acaso no puedo venir a visitarte? —espetó sonriente el pelinegro, comenzando a caminar hasta Taehyung, percatandose del ambiente tan inhóspito que rodeaba al castaño.

—C-creí que no podías entrar a las iglesias —pronunció en un hilo de voz.

Jungkook carcajeo.

—Mi condición no me impide entrar a lugares así —contestó comenzando a acariciar la espalda del castaño, agrandando su sonrisa tras sentirlo tensarse.

—Vete —gruñó Taehyung girándose a verle, mientras tomaba su mano impidiendo que le siguiera tocando. Jungkook frunció un poco el entrecejo.

—Has perdido Taehyung —pronunció neutro —. No tengo por qué hacerte caso.

—No estoy para tus juegos —sentenció con voz profunda y ronca logrando que cientos de corrientes eléctricas recorrieran la médula espinal de Jeon, soltando un tenue jadeo en el proceso —. Así que lárgate.

Jungkook se tensó ante la orden, pero sobre todo ante la mirada tan penetrante del hombre frente a él. Por alguna extraña razón se sentía cohibido y eso le molestaba, pues él era más fuerte en todos los sentidos.

—N-no —contestó viendo el semblante de Taehyung endurecerse — T-tú eres el humano aquí —murmuró más para sí mismo que para Taehyung.

Jungkook podía percibir el estado del castaño, sabía que podría sacar provecho y no dudaría en hacerlo.

Taehyung notó el cambio en el ambiente y actitud en el demonio, la temperatura aumentó de un momento a otro, miró a Jungkook y sin esperarlo, el demonio se abalanzó sobre él, terminando de fundir sus labios contra los del castaño, ante dicha acción Taehyung retrocedió hasta que su espalda quedó recargada sobre el altar de piedra, abrumado intentó alejarlo pero era verdad, Jungkook si se lo proponía podía ganarle en todo lo que quisiera, pero para la desgracia de Jungkook se había topado con él.

El castaño reunió todas sus fuerzas para aventarlo, sin embargo, lo que menos esperaba era la mano traviesa del pelinegro buscando su entrepierna, sumado a esto la atmósfera estaba repleta por el aroma de Jungkook, tan dulce y adictivo que provocaría que en cualquier momento Taehyung perdiera nuevamente la conciencia de sus actos.

Jungkook dio por terminado el forzado beso con la intención de ver la expresión de Taehyung ante sus impuras y atrevidas acciones, quería ver el terror en sus ojos y el asco desbordando por ellos al ser besado no solo por un hombre sino por un demonio, siendo él un mensajero de Dios. Pero al hacerlo terminó sorprendiéndose al ver su piel aperlada, el ceño fruncido y los ojos cerrados ante su toque. Se estaba conteniendo.

Las pupilas del pelinegro se dilataron al presenciar dicha imagen, Taehyung era más de lo que pensaba y sin apartar su mano del bulto sobre el pantalón del joven con su mano desocupada trazó un camino desde el pecho hasta la nuca del castaño, mientras incrementaba su aroma, haciendo que Taehyung perdiera el hilo de cordura que le quedaba.

La atmósfera se vio envuelta de erotismo y tentación, Jungkook quería conocer las cualidades que poseía el menor, por lo mismo deseaba provocarlo y obligarle a desatar los demonios que yacían en su interior. Quería mostrarle que el infierno no era tan malo como solían decir.

Taehyung gruñía ante el mínimo roce que Jungkook le ofrecía, su respiración continuaba acelerada y profunda, al mismo tiempo que su mirada se tornaba llena de lujuria y deseo.

Jungkook volvió a unir sus labios en un tenue beso, pero fue Taehyung el que lo detuvo, acto seguido el menor tomó sin cuidado alguno de la cadera de Jungkook para luego sujetar su nuca con fuerza y devorar los apetitosos labios del demonio. Jeon gimió ahogado ante su brusquedad.

Sus lenguas se entrelazaron y jugueteaban entre sí, las manos de Taehyung se aferraron al cuerpo de Jungkook, mostrándose posesivo y necesitado, ignorando las reglas y normas que debía acatar. Ya no le importaba nada, ni nadie.

Si Jungkook era capaz de ofrecerle lo que necesitaba, lo aceptaría.

Dando por hecho que Taehyung había perdido la primera prueba y seguramente la segunda también.

Pecado Concebido [TaeKook]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora