Entre penumbras y un silencio abismal se hallaba un ser de presencia imponente, absorto entre sus pensamientos jugueteaba con los metales entre sus dedos, el extenso salón con la atmósfera infestada de una asquerosa pesadez era testigo de las perversidades que cruzaban por la mente del ser de cabellera rubia, los escenarios eran diversos pero la silueta de un angelical pelinegro se repetía una y otra vez, azotando por sus memorias y removiendo los recuerdos que creía olvidados, poco a poco las comisuras de sus labios comenzaban a elevarse, curveando así sus labios dando lugar a una mórbida sonrisa, igual que su conciencia, continuó jugando con el par de anillos que conformaban una serpiente alrededor de su dedo anular sobre su mano derecha.
Su sonrisa se agrandó, ante el persistente recuerdo del joven de cabellos negros y actitud soberbia.
—Ay Kook, Kook, Kook, mi querido Kook —pronunció lento y con voz gruesa —. Mi pequeño travieso —prosiguió levantándose de su asiento comenzando a caminar alrededor del salón, mientras resonaban sus zapatos contra el suelo, continuó hasta detenerse frente a un amplio ventanal, con la vista fija hacia el frente y con la mente inundada de aquel joven. Humedeció sus labios —. Veamos qué tanto te dura el gusto, querido.
[...]
Sus manos se aferraban con desesperación al enorme altar delante de él; su pecho ligeramente recargado sobre éste provocaba que su espalda se arqueara, mientras subía y bajaba estrepitosamente, se mostraba tenso pero gozaba de ello. De sus hinchados labios salían jadeos y gemidos sin modular, causando que éstos resonarán por cada rincón del lugar.
La fricción entre sus cuerpos mandaba corrientes eléctricas a cada una de las anatomías, concentrándose en su pelvis, adormeciendo sus conciencias, pero activando sus sentidos.
La carne les llamaba y la tentación dominaba, el respeto por el santuario en el cual se hallaban se había extinguido, si es que en algún momento había existido.
La pasión causaba revuelo en su interior, eran carne contra carne.
Las manos del castaño recorrían con lentitud la acentuada cintura y parte de las caderas del pelinegro, torturándolo y sacándolo de quicio ante el seductor tacto, sus pieles quemaban por fundirse con la ajena, la respiración sobre su cuello estremecía a Jungkook, pues jamás había pasado por su cabeza el hecho de que Taehyung fuera tan posesivo ante una situación así.
—Taeh...—musitó en un hilo de voz, obteniendo por respuesta un gutural gruñido —. M-má...
—Silencio —espetó el castaño mientras hundía su nariz en la unión entre el cuello y el hombro del demonio.
—Pero...¡Umph! —jadeó ante la presión ejercida sobre su cintura.
—Que guardes silencio —ordenó tajante Taehyung, sintiendo el cuerpo del mayor estremecerse ante sus palabras.
Jungkook permanecía inquieto pero en silencio, le molestaba mostrarse de tal forma, su ego estaba siendo dañado al mostrarse sumiso ante un mortal como Taehyung; pero estaba dispuesto a dejarlo pasar, no solo porque le recordaba su pasado, sino también por la curiosa actitud que dominaba al joven de cabellera castaña.
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Pecado Concebido [TaeKook]
FanficUna verdad oculta, una profecía sin concluir, un solo destino. El pecado de caer en tentación es algo que no cualquiera puede evitar. Tan solo alguien con una fuerza inquebrantable de voluntad podría lograrlo, pero Kim Taehyung ¿lo logrará? "Si no t...