Capítulo 51

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—Algo ha cambiado —murmuró Taylor observando el exterior —. La lluvia es irregular.

—El eclipse se aproxima, quizás sea eso —comentó Hoseok ingresando al salón.

—No lo creo —gruñó incómodo —. Hay algo más

—¿Estás preocupado? —dijo Hoseok paseando sus manos por la espalda tensa del demonio.

Taylor soltó un suspiro antes de girarse hacia su amante. Sus miradas cruzaron, pero Hoseok desvió sus ojos a los labios del rubio.

—A Jungkook no le gustará percibir tu aroma en mí —se burló Taylor sujetando al demonio por la cintura.

—¿Y eso te molesta? Creí que ya lo habías superado —susurró comenzando a besar el cuello de Taylor.

El mayor sonrió.

—Sabes que Jungkook solo es un capricho.

—Lo sé, lo sé —dijo Hoseok separándose —, pero ese capricho ha durado demasiado tiempo, ¿no lo crees?

El silencio de Taylor lo estremeció.

—Lo lamento —volvió a hablar Hoseok retrocediendo un par de pasos —, sé que por él perdiste todo pero...

—Mi relación con Jungkook no es de tu incumbencia —interrumpió Taylor dándole la espalda y acercándose nuevamente al ventanal —. Confórmate con lo que te ofrezco y mejor ve preparando todo, que la inauguración de la presa será hoy.

Atónito, Hoseok abandonó la habitación, su sangre hervía y el color en sus ojos brillaba con intensidad, los rasgos de su cara se deformaron en una mueca, mientras mordía la parte interna de sus mejillas aminorando la ira creciente. No fue suficiente.

—Imbécil —siseo con repudio caminando entre los pasillos del santuario a paso apresurado.

Hoseok se condujo por el laberinto que implicaba aquel sitio y tras atravesarlo descendió hasta los calabozos. Se detuvo por unos instantes y saboreo el aroma que vagaba por el ambiente, era húmedo y putrefacto pero había sangre en su interior.

Sonrió cínico al recordar de quién era y retomó su camino hasta la celda de Jungkook, encontrándolo sobre el suelo, sentado con las piernas flexionadas cubriendo su desnudez.

—Te ves terrible —comentó Hoseok sonriente.

Jungkook alzó el rostro impregnado de molestia, solo para fulminar al osado ser.

—¿Tú qué haces aquí? —gruñó Jungkook.

Hoseok sonrió maliciosamente al tiempo que ingresaba a la celda.

—Tú dímelo —dijo caminando hasta el semi-demonio y tomándolo del pelo.

—¡Infeliz! —exclamó Jungkook, removiendose sobre el suelo, y tambaleando al demonio.

—No lo hagas más difícil —exigió Hoseok, inesperadamente en un movimiento ágil Jungkook lo estrelló contra el suelo, subiendo a horcajadas sobre su cuerpo y enterrando sus dedos sobre la piel de su cuello —¡Ugh!

—¿Dónde está Taehyung? —habló Jungkook exasperado —¡¿Dónde?! —cuestionó con la ira devorando su conciencia, manteniendo la tensión suficiente sobre sus manos para asfixiar al demonio y dejarlo hablar.

—No tengo idea, seguramente muerto —se mofó.

—Hijo de...—. Un golpe directo a sus costillas enterró las palabras sobre su garganta —¡Mierda! —aulló Jungkook adolorido sobre el suelo.

Pecado Concebido [TaeKook]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora