Capítulo 36

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Tres días habían pasado.

La voz había corrido y aunque no lo quisieran, cientos de rumores se dieron lugar en el condado. Algunos inofensivos y otros peligrosos, tanto que podrían arrebatar una vida, o quizás más.

¿Un cura peleando por una mujer?

Era lo más relevante, y de lo cual debían cuidarse; ya que también atribuían la muerte de una jovencita.

Sin imaginarlo Jennifer había sido afectada en gran escala, era incapaz de llegar al puente sin ser fuertemente juzgada por las miradas acusatorias de los transeúntes e incluso tener que recibir ofensas. Aunque no era tan grave, pues no la bajaban de puta. No podía quejarse, era mejor que ser acusada de brujería.

No obstante, nadie sabía quién, cómo o con qué motivo existía un rumor que según las malas lenguas comenzaban a dejar indicios de que la joven había encontrado al cura en una situación bastante "comprometedora", sin embargo, para su fortuna eran rumores débiles pero existentes.

Simples suposiciones que si se seguían disipando las consecuencias serían fatales.

"Debe ser una puta"

"Una bruja"

"Pecadores"

"Malditos mal nacidos'

"Blasfemias"

Las bocas ajenas no se detendrían ni aunque vendieran su alma al mismísimo infierno.

El tercer sol después de aquella bochornosa noche había llegado y tal cual le ordenó la joven pelinegra, Kim había logrado desalojar el dormitorio.

Despedido, sin hogar ni reputación, sin amigos o confidentes, Taehyung suspiró con pesadez y cerró la última valija, aseguró los broches, deslizando sus dedos a través de las texturas rugosas y a la vez lisas, frívolas con grietas características del cuero.

No tenía mucho, y cargar con lo poco que portaba no le causaría ningún conflicto.

Cargó el objeto y lo llevó hasta la entrada, depositándolo a un costado junto a sus demás pertenencias. Miró con nostalgia el lugar, dándole un último recorrido.

Por cuatro meses aquel dormitorio se había vuelto su hogar, su cómplice, su lugar seguro y ahora debía abandonarlo.

Odiaba los cambios.

Despedirse y continuar, era complicado.

—Hasta nunca —murmuró con pesar.

Abrió la puerta y tomó las dos maletas que aguardaban sobre el piso, al igual que su fiel bolso, salió del cuarto con lentitud asfixiante, giró para tomar el pomo de la puerta con un vacío amenazante sobre el pecho y tiró de él, no sin antes esbozar una triste sonrisa. Sin más la puerta fue fundida contra su marco de madera.

Respiró profundo y caminó por última vez por el viejo pasillo de madera, sus pies hacían crujir el material hasta llegar a las escaleras, bajó lento como si quisiera que el tiempo se detuviera. Pero su cuerpo se quedó inmóvil en el último escalón, sus ojos se abrieron al presenciar la silueta de Jennifer frente a su habitación.

No había tenido la oportunidad de verle, mucho menos hablarle.

Tenía tanto que decir que el vocabulario no le alcanzaba, no era suficiente y jamás lo sería. Quería disculparse, suplicar e incluso arrodillarse, tanta era la necesidad que la humillación no le importaba.

Solo que jamás lo hizo, su cuerpo permanecía quieto esperando una reacción, una palabra o algo que le diera una señal para poder acercarse. Nunca la hubo.

Pecado Concebido [TaeKook]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora