El ritual había comenzado.
La tensión en el ambiente era palpable, volviendo un reto el respirar.
Sumergido entre las penumbras de aquel recinto. en donde la maldad se desbordaba y las perversidades reinaban. Un ser de negros cabellos y ojos dorados, envuelto en una túnica color vino se encontraba arrodillado a mitad del salón; rodeado por cinco velas negras, todas colocadas sobre las puntas de la pentagrama tallado sobre el suelo, mientras sus labios musitaban palabras en una extraña lengua.
El joven abrió los ojos abruptamente y entonces las velas tornaron sus llamas rojizas. Chispeantes, inquietantes.
Tomó los pergaminos frente a él, procediendo con la lectura.
Su lengua se movía con agilidad sobre su cavidad, la entonación era clara, elegante, casi emblemática. Con cada palabra pronunciada el ambiente se tornaba cada vez más pesado y macabro; las velas comenzaron a tronar y amenazaban con formar fumarolas.
Su cuerpo se tensó. Respiró hondo, levantándose para tomar la espalda de plata ubicada a su costado izquierdo. Contorneando su cuerpo alzó la espada con altivez, empuñó el objeto con destreza, cediendo movimientos rápidos como si tratara de cortar el viento antes de colocar el filo sobre una de sus manos, sin titubear realizó un corte transversal sobre su palma dejando gotear el líquido carmín que brotaba con lentitud de su piel, extendió su mano sobre el cáliz al centro del pentagrama, permitiendo que su sangre se mezclara con el extraño contenido.
Seis gotas cayeron sobre el cáliz antes de lamer su herida y arrodillarse para tomar el objeto.
—Au nom de mes seigneurs...—susurró con voz profunda, cerrando sus ojos por unos instantes. tensó la quijada preparándose para su siguiente movimiento.
En cuestión de segundos su cuerpo se vió rodeado en una rafaga de viento escalofriante, tan fuerte que elevó su túnica junto a sus cabellos ondulados, tan oscuros como su alma.
Con las manos ocupadas sosteniendo el cáliz y la espada, sus pies descalzos se movieron con destreza en sentido contrario a las manecillas del reloj sobre las líneas que conformaban el pentagrama.
—¡Satán! —Vociferó indicando el Sur con movimientos ágiles y feroces pero manteniendo el equilibrio para evitar derramar el contenido del cáliz —¡Lucifer! —prosiguió señalando el Oeste —¡Leviathan! —Danzó hacia el Este, para finalizar en el Norte donde su ceño se frunció —, Belial —recitó sombrío, retorciendo para una vez más regresar al centro —¡Offero hoc calix! —El viento rugió sobre el salón, causando que una morbida sonrisa decorara los labios del chico, sus ojos brillaron al tiempo que las llamas de las velas estallaron.
Clavó la espada sobre el suelo y dirigió sus labios rojizos al frío material, la espesa mezcla rozó su boca peligrosamente antes de beber el contenido, degustando los toques dulces y amargos que le recorrían la garganta. Dibujando nuevamente una cínica sonrisa, deslizó con lentitud la tela sobre su tersa piel.
Inmediatamente, su cuerpo se estremeció al escuchar voces de ultratumba irrumpir en el lugar, las velas se apagaron dejándolo sumergido en la completa oscuridad.
Lamentos, gritos y gemidos de agonía no tardaron en hacer acto de presencia.
Unas manos lo tomaron, el pelinegro cerró los ojos dejándose hacer por los seres entre las sombras.
Mordió su labio inferior al sentir su cuerpo temblar en éxtasis; sintió su miembro endurecerse, pues la excitación comenzaba a tentarlo, con el cuerpo inerte los seres se adueñaron de él, los señores de la oscuridad lo tomaron.
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Pecado Concebido [TaeKook]
Hayran KurguUna verdad oculta, una profecía sin concluir, un solo destino. El pecado de caer en tentación es algo que no cualquiera puede evitar. Tan solo alguien con una fuerza inquebrantable de voluntad podría lograrlo, pero Kim Taehyung ¿lo logrará? "Si no t...