Pecado Concebido [TaeKook]

Capítulo 39

Taehyung POV

El agua cae deliberadamente sobre mí, escucho el rugir del cielo, la tierra se estremece ante el tacto del diluvio y pequeños ríos descienden por las incrustaciones de rocas del camino.

Abro los ojos con lentitud ante el constante goteo, el agua se vuelve molesta; mi cuerpo está pesado pero no imposible de mover, apoyándome de los brazos me coloco sobre mis rodillas con dificultad. El peso adicional sobre mis ropas me hace tambalear y un mareo distorsiona mi visión.

—Vamos —gruñó alentándome a ponerme en pie y continuar mi camino.

Necesito verlo...

Me impulsó y me levanto, mi esqueleto cruje y me mantengo erguido con la lluvia golpeándome el rostro.

El alivio me acalambra el cuerpo y mantiene mis brazos sueltos a mis costados. La frescura entra por mis poros y entreabro la boca intentando calmar mi sed, pequeñas gotas salpican y humedecen mis labios.

"Sois à moi"

El recuerdo de su voz me trae de nuevo a la realidad, mi pecho palpita y abro los ojos ante el punzón sobre mi brazo.

Lo tomó ante la molesta sensación.

La piel me escuece y las líneas se oscurecen, y aunque lo había inspeccionado, las marcas no mostraban signos alarmantes o por los que tuviera que preocuparme. Sin embargo, no importaba las hierbas o pomadas que me untara, el ardor seguía.

No tengo idea del significado de las líneas, ni el porqué de su origen, nunca me explicó, tampoco le di tiempo.

Nada es claro cuando él está.

Comienzo a caminar con cuidado sobre el camino, dejó de prestar atención a mi brazo y el punzón se vuelve soportable con el paso del tiempo.

La lluvia continúa filtrándose entre las copas de los árboles mientras que el viento las empuja con brutalidad.

Intento apaciguar mis nervios pero sin poder evitarlo más las cuestiones me bombardean: ¿Qué le diré? ¿Debería disculparme? ¿Mencionarle que dejaré Devon? ¿Qué ocurrirá con nuestro pacto? Y...¿Qué pasará si me quedo y decido darle todo lo que tengo? ¿Adorarlo como un perro?

¿Él estaría de acuerdo?

Rio atormentado, pues las respuestas nunca llegan, se vuelven un ciclo sin fin. Me agobia pensar en que todo culmine. Que ya no vuelva a verlo, a sentirlo.

Me detengo y una sensación emerge.

—Rosé...—su nombre me raspa la garganta, aún la extraño —, nadie te podrá llenar el vacío que dejaste —susurro al viento aún con la lluvia cayendo y golpeando mi cuerpo —. Te amo, pero...

¿Pero?

¿Pero qué?

¿Han pasado tres años y yo debo....?

¿Qué, superarte? ¿Con quién? ¿Con Jungkook?

El bombardeo de cada noche llega y me azota.

¿Jungkook, qué es para mí? ¿Mi enemigo? ¿Alguien con quién pasar el rato? ¿Un amante? ¿Qué es?

Es un hombre

Grita mi conciencia.

«A los hombres no se les puede amar, ni venerar. Un hombre que se enreda con otro es un blasfemia»

El recuerdo de esa plática me azota, la voz de Chanyeol sermoneándome me revuelve el estómago. Aprieto la mandíbula.

Mi primer beso. Viene a mi mente como un rayo de luz, como si el recuerdo hubiera sido cifrado por años.

Era un niño, jugaba bajo el sauce junto a la parroquia de mi condado en verano. Él estaba ahí, el niño más lindo que había conocido, sus ojos eran de un azul intenso, vibrante, cabellos rubios e increíbles labios esponjosos. Con él había sido.

Fue un roce tenue e inocente cargado de cariño.

Sonrió por lo bajo, recordando el pasado.

Y por fin lo admito. Desde pequeño tuve desviaciones.

Sí, nunca he sido un santo.

Agitó la cabeza y la pesadez sobre mis hombros extrañamente disminuye. Algo me invade quizás... ¿libertad?

Me detengo con la mirada fija en el frente y mi cuerpo se estremece. Le chemin des âmes, todo toma sentido.

—Rosé...es hora de dejarte ir —digo con una sonrisa sobre la boca y en respuesta el cielo grita.

Los relámpagos iluminan el cielo con su fulgor amenazante, los truenos rugen cómplices y las nubosidades se tornan más oscuras.

—Es hora de descansar —susurro viéndola frente a mí, mi vista se nubla y las lágrimas fluyen pero se camuflan bajo la lluvia.

Sus ojos se ven cansados, los labios que alguna vez respladecian bajo un rojo intenso han perdido su brillo, su piel pálida se muestra translucida mientras que su largo cabello negro desciende por su silueta.

No sé si es verdad, si mi mente está jugando conmigo, pero la observo y me quiebro.

—Eres y siempre serás la única mujer que ame —mi voz suena rota pero ¿y qué?

La amaba, ¿Por qué no podría llorar su muerte? Quería hacerlo, el día de su velorio necesitaba hacerlo...pero no me lo permitieron.

Cierro los ojos. No puedo verla más, no después de haberla abandonado de tal forma. No cuando alguien de mi sangre le arrebató la vida. No cuando fue mi culpa.

La pesadez se apodera de mi cuerpo, voy a caer, mas un par de manos me sostiene el rostro, no emiten calor, ni vida.

Me pierdo entre mi oscuridad, intentando escapar pero sé que sigue ahí, delante de mí. Y su voz me arrastra hasta ella.

«Gracias»

El dulce tono me estremece, no dice nada más ni yo tampoco, todas esas cuestiones que anhelé decir se esfuman conforme su tacto se aleja y me abandona.

Permanezco en silencio rodeado de tempestad.

—Descansa en paz Lee Rosé, mi amada Rosé...