005. 𝗋𝖾𝗌𝖾𝗇𝗍𝗆𝖾𝗇𝗍 𝗂𝗌 𝖺 𝗌𝗁𝗂𝖾𝗅𝖽.

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005. el resentimiento es un escudo.

CUANDO KATHLEEN WINTER TENÍA DIEZ AÑOS, llegó a la conclusión de que quedarse estancada en la decepción, era penoso

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CUANDO KATHLEEN WINTER TENÍA DIEZ AÑOS, llegó a la conclusión de que quedarse estancada en la decepción, era penoso. Pero en cuanto proceso lo que estaba sucediendo, la furia creció en su interior y terminó expandiéndose a su alrededor.

Los recuerdos de las noches en las que se la pasaba pidiéndole a la nada alguna señal de su progenitora, el mal sentimiento que la invadía cada vez que alguien nuevo llegaba y era reclamado al instante, ese pedacito roto de su corazón que jamás pudo pegar. La azotaron como si un balde de agua hervida le cayera encima.

Siempre supo que una parte de su corazón estaba roto, esa parte perteneciente a su madre. Aunque luego llegó a la conclusión de que solo estaba descosido. Porque desde el cambio rotundo que tuvo su vida con la llegada de Percy Jackson, había encontrado la paciencia, el tiempo y el hilo que usaba para arreglarlo.

Pero ella estaba hecha de rencor que ocultaba con indiferencia. Era el rencor lo que convertía a esa parte de su corazón en una fibra débil. Era el rencor lo que le recordaba los años que pasó olvidada y no le permitía perdonar.

Probablemente a los nueve años estaría viendo fascinada el poder desprender de sus manos. Pero ahora, tras catorce en los que nunca recibió una señal, respiraba con dificultad, su vista estaba nublada por la furia y el suelo a su alrededor junto con los vientos se arremolinaban creando una tormenta.

Retrocedió abruptamente y Percy la tomó por el rostro intentando que la escuchase, no sabía que le estaba diciendo, pudo sentir a Silena abrazarla por detrás y susurrarle algo con respecto a ignorar. Pero lo que verdaderamente logró desviar su atención fue alguien. . . algo se aproximaba. Una turbia niebla verdosa impedía ver de qué se trataba, pero cuando se acercó un poco más, todos los presentes —campistas y cazadoras por igual— ahogaron otro grito.

—No es posible —murmuró Quirón impresionado—. Jamás había salido del desván. Jamás.

Tal vez no. Sin embargo, la momia apergaminada que encarnaba al Oráculo avanzó arrastrando los pies hasta situarse en el centro del grupo. La niebla culebreaba en torno a sus pies, confiriéndole a la nieve un repulsivo tono verdoso.

 𝐈𝐂𝐄: Percy Jackson.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora