(☆❄︎. . .) ?| ❝A Kathleen le gustaba ver el mundo arder,
pero no creía que también arderia en el.❞
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(Percy Jackson x oc female)
(?????? ????, book one)
(the lightning...
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017. expectación.
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DESPUÉS DE MENTIRLE A QUIRÓN SOBRE LA desaparición de Nico, y de convencer a Percy de que nada de eso era su culpa, Kathleen por fin decidió volver a casa. Mientras que Annabeth le daría otra oportunidad a San Francisco y a su padre, y Percy volvería para su año escolar con su madre.
Kathleen se pasó su vuelo de hora y media pensando y carcomiendose la cabeza con culpa y ansiedad respecto a todo lo que estaba sucediendo. Muertes, desapariciones y próximos ataques para los que debían prepararse, era bastante preocupante para ella.
Le encantaba el drama, pero no le gustaba estar metida en él. Así que decidió hacer lo que mejor se le daba: ignorar. Pero esta vez no le dio tanto resultado, pues en el momento que cruzó los portones de su vecindario y visualizó las altas paredes de su casa, otras cuestiones maternales azotaron su mente.
Frunció su ceño al observar la decoración que consistía en pequeñas luces de colores por los ventanales de su hogar, y figuras de estrellas en el techo, iluminando y generando un ligero resplandor. Pero su casa no era la única decorada, la de sus vecinos estaban igual de festivas, y entonces Kathleen recordó que era noche buena, día previo a la navidad.
Se golpeó mentalmente por ser despistada y olvidadiza, pero en el último tiempo no había oído la palabra navidad al estar rodeada de semidioses que no solían hacer una gran celebración. Sin embargo, en su familia se celebraba de igual manera pues habían acordado de no privar a Aidan de la festividad.
Por un microsegundo se replanteó volver al auto a comprar un regalo para el árbol que probablemente habían decorado sin ella, pero no tenía las ganas ni la paciencia suficiente para hacer compras de última hora, así que tomó el pomo de la puerta e ingresó sin más a su hogar.
El poco común olor a algo horneandose y la calidez del interior la golpearon inmediatamente, y casi sonrió. Le gustaban esas estúpidas sensaciones hogareñas, a veces le hacían pensar que eran una familia normal y unida, solo faltaría un perrito que saltara a recibirla.
Al identificar fácilmente el desafinado tarareo de Aidan, lo siguió hasta dar con él en la sala de estar, y como si tuviera un super desarrollado sentido de la percepción, Aidan soltó una exclamación que la hizo hacer una mueca.
