La mirada de Sanha se encontraba perdida en aquél entonces.
Su cabeza se mantenía mirando hacia abajo la mayoría del tiempo y sus ojos estaban hinchados de tantas lágrimas que había derramado. La fuerte nevada de la ciudad había llenado las calles por completo. Los árboles, las veredas, las autopistas, parques. Todo se encontraba vacío.
Era claro, porque... ¿quién saldría a mitad de la noche con una temperatura de 0°? O incluso puede que sea menos.
Sanha, quien se había refugiado en un viejo edificio abandonado a las afueras de la ciudad en la que actualmente estaba, veía como pequeño copos de nieves caían del escarchado cielo junto con aquella hermosa luna brillante que era acogida por varias nubes a su alrededor.
El sentimiento de nostalgia invadió el destrozo pecho de Sanha, una vez más. Mientras que con sus débiles brazos se apoyaba en el ventanal vacío de la pared de concreto, y sus decaídos labios se mantenían secos y agrietados, su mente divagaba en el recuerdo de ver a Ryujin y Yeji morir.
Una y otra vez, ese maldito recuerdo se mantenía constante dentro de su cabeza. No podía estar en paz, y tampoco podía dormir. Su mente estaba cansada, al igual que su cuerpo.
Había escapado junto con Yuna y Chaeryeong, lejos del lugar en donde Tzuyu había cometido sus acciones. Se alejaron lo más posible del lugar, cruzando edificios y evitando ser vistos por la gente. Sanha tuvo que usar un poco, por no decir casi toda su magia, para hacer que las heridas de sus hermanas comenzaran a sanar.
Aún no entendía qué es lo que había pasado.
"—¿Qué los ángeles no son buenos?"
Cuando era pequeño, iba a una escuela católica, aunque en un país como Corea del Sur sean al escazas. Casi nulas. Pero él aprendió sobre Dios, los ángeles, el Nazareno, Lucifer. Él mismo tuvo una biblia en sus manos y la leyó de inicio a fin, cada una de esas palabras aún se mantenían vigente dentro de su memoria.
Dios, un ser divino, extremadamente bondadoso que expiaría todos tus pecados si es que realmente te arrepientes. Ángeles, los hermosos y bellos ángeles servidores de Dios, aquellos que cuidan a los humanos tratan de que no tomen el mal camino. El Nazareno, aquél que se sacrificó en nombre de la humanidad, siendo crucificado y puesto una corona de espinas en su cabeza. Y Lucifer. Aquél ángel que fue víctima de su propia soberbia y quiso retar al mismísimo Dios, siendo así que fue desterrado del paraíso y siendo arrastrado al infierno.
Si lo que había leído en la biblia no era cierto... Si los ángeles no eran seres misericordiosos y si Dios no era el ser divino que solían decir las miles y miles de escrituras... ¿qué era el paraíso entonces?
"—¿Y quién dijo que los ángeles son buenos?"
Bajó la mirada, tragando saliva de forma dura y sintiendo un nudo comenzar a aparecer en su garganta.
A este punto de su vida... ya no sabía en que creer.
Incluso Moonbin, un amigo suyo, considerado por él prácticamente un hermano de otra sangre había resultado ser un demonio. Claro, ahora lo entendía. Eso explicaba porqué lo veía de vez en cuando a mitad de la noche salir a la calle y desaparecer entre la sombras. Eso explicaba el porqué una vez lo descubrió con su rostro completamente manchado de sangre, pero nunca se atrevió a preguntar.
El sonido de su estómago rugir lo sacó de su trance intermitente. Reaccionando luego de varias horas de haber estado frente al gran ventanal de concreto en el que únicamente se había centrado en mirar al cielo.
Dio media vuelta y trató de sonreír forzosamente.
—Yuna, ¿tienes hambre...? —al observar el ambiente en el que estaba su mente reaccionó, por segunda vez.
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𝙼𝚢 𝙰𝚗𝚐𝚎𝚕 & 𝙼𝚢 𝙳𝚎𝚖𝚘𝚗 ➋ || '𝔅𝔦𝔫𝔴𝔬𝔬'
FanfictionContinuando con la historia anterior, luego de que Dongmin tuviera que abandonar a Moonbin solo para quedar al borde de la muerte y sin poder hacer nada por Jinwoo, quien se encontraba muy herido, nos encontramos varios años después en donde ocurren...