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¿C-Cómo?

—Sariel, ¿creíste que te escaparías de mí? Recuerda que yo debí pertenecer a los primeros arcángeles de Dios.

Jinwoo sintió como su estómago había sido atravesado por un gran pico de hielo. Rompiendo sus costillas, atravesando sus órganos y abriéndose paso lentamente entre todos aquellos nervios y carne.

Su garganta ardió y a los pocos segundos escupió una gran cantidad de sangre hacia el exterior, en medio de todo aquel vacío. Su vista se nubló y el dolor lo estaba cegando. Sentía la sangre recorrer su lengua, escurrir por sus dientes, por su boca, y cuello. Era bastante a decir verdad.

Tzuyu retiró el arma con la cual lo había atravesado, dejando una enorme herida en este, y colocando victoriosamente su pie en la espalda del contrario, lo empujó con tanta fuerza hacia la entrada de aquél lugar, que su golpe contra el pavimento resonó tan fuerte como para producir el sonido de una gigantesca bala y romper varios cristales de alrededor.

Descendió lentamente, con tanta elegancia y sutileza como la de un cisne en su augurio. Veía a Jinwoo desde lo bajo, mirándolo con los ojos levemente entrecerrados y una sonrisa impregnada en su rostro. Lo miraba con deseo, con lujuria, con sueño, ilusión, anhelo, ansia, codicia, con afán, y sobre todo, con unas claras ganas de arrebatarle la cabeza de ese débil cuerpo.

Tocó el mojado suelo con sus pies descalzos, posicionada a un par de metros del cuerpo de Jinwoo que se encontraba muy malherido.

Este tosía sangre sin parar. Sus ojos se encontraban lagrimosos y sus brazos estaban extendidos hacia los lados. No tenía fuerza alguna en todo su cuerpo. Se encontraba demasiado débil y Tzuyu se acercaba cada vez más hacia él, mirándolo de forma triunfante y sonriendo con sorna.

Estaba acabado.

Iba a morir, iba a morir a manos de Tzuyu, y le daría una inmensa cantidad de poder.

No se podía imaginar las miles de barbaridades que Tzuyu haría una vez obtenga tanto poder. ¿Destruir a la humanidad? Quizás, pero dejó en claro que quería que los humanos le supliquen por su vida. Someterlos supuso. ¿Y qué haría luego? ¿Qué es lo que haría con Dios, con el mismísimo Señor? ¿Destruirlo? Eso era imposible, destruir a una divinidad como lo era Dios no iba a pasar ni en un millar de años.

Entonces, ¿qué es lo que haría? ¿Qué tenía planeado en mente?

Jinwoo no tenía ni idea, nada se le venía a la cabeza. Cada vez que trataba de idear en algún plan que Tzuyu podría hacer, su mente se quedaba completamente en blanco. Pero conforme los segundos pasaban, podía oír el pequeño chasquido que producían las pisadas de Tzuyu al chocar contra el agua y acercarse cada vez más.

—Hasta aquí llegaste, Jinwoo. —mencionó esta mientras se colocaba de cuclillas y posaba ambos brazos sobre sus rodillas—. ¿Creíste que podrías contra mí? —rodó los ojos—. Que imbécil.

Lo tomó del cuello bruscamente, apretando todo lo que podía y comenzó a levantarlo hasta por encima de su altura. Lo miraba con rabia y completa lástima.

—¿Dónde está Cha Eunwoo?

Jinwoo se abrió los ojos mientras sentía como la falta de oxígeno hacía que sus pulmones se contrajeran. ¿Tzuyu sabía que estaba con vida?

—Y-Yo... él está muerto, lo sabes. —respondió con voz áspera y grave mientras arrugaba el rostro. Colocó sus manos en el antebrazo de Tzuyu, golpeándole y arañando por igual para tratar de liberarse de aquél fuerte agarre y tomar algo de oxígeno.

—¡No mientas!¡Sé que está vivo, yo lo sé! —grito furiosa—. ¿Dónde está. Cha. Eunwoo? —preguntó demandante.

—Aunque lo supiera... no te lo diría. —su rostro se tornó rojo debido a la presión a la que estaba siendo sometido—. ¿P-Por qué lo buscas... a él? M-Me tienes a mí.

𝙼𝚢 𝙰𝚗𝚐𝚎𝚕 & 𝙼𝚢 𝙳𝚎𝚖𝚘𝚗 ➋ || '𝔅𝔦𝔫𝔴𝔬𝔬'Donde viven las historias. Descúbrelo ahora