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BTS parte 5 - Castigo

—Park Jinwoo, haz roto una de las principales reglas que conlleva el ser un ángel. —anunció Miguel frente aquél gran público que los observaba a su alrededor.

Jinwoo yacía en el medio, encima de aquella plataforma de forma circular de rodillas al suelo, con la cabeza gacha mientras unos grilletes de oro ataban sus muñecas y se unían a dos pequeñas columnas blancas y altas al exterior de la plataforma.

Los ángeles a su alrededor, sentados en las bancas que rodeaban el lugar, o incluso algunos volando alrededor para tener una mejor vista de lo que estaba sucediendo. Se sentía avergonzado, juzgado y denigrado por las miradas de todos los presentes.

De sus ojos salían unas cuantas lágrimas y sus labios temblorosos trataban de callar sus llantos.

—Park Jinwoo se ha enamorado... de un humano. —varios jadeos de la sorpresa se oyeron por el lugar—. Y como lo dicta la ley... ¡Él deberá ser juzgado y castigado!

Los ángeles hicieron barullo, apoyando la idea. Los abucheos no se hicieron de esperar para Jinwoo, el cual lo único que tenía en mente era el rostro de su amado, recordando cada bella facción de que este poseía. Sus lindos labios, sus pómulos y esos lindos ojitos que deslumbraban alegría y felicidad a donde sea que vaya.

—¡Un arcángel que se enamoró de un humano! ¡Es una deshonra!

—¡Merece la muerte!

—¡Él no pertenece a este lugar!

Miguel, oyendo con una pequeña sonrisa todos aquellos comentarios, golpeó el suelo con su bastón un par de veces, haciendo que el sonido del golpe retumbara por todo el lugar y los presentes se callaran.

—Orden en la sala por favor. —comentó riendo—. Según las reglas... —empezó a caminar lentamente alrededor de la plataforma circular mientras leía el gran libro de letras de oro sostenido en su izquierda—. Las acciones del ángel serán juzgadas por los jueces supremos, Rafael, Uriel, Raguel, Remiel, y Gabriel, nuestros otros compañeros arcángeles.

En aquel lugar oscuro en donde la luz únicamente caía directamente sobre Jinwoo, cinco luces cayeron del cielo alumbrando hacia una de las paredes marmoleadas del lugar.

En estas habían grandes siluetas de rombos dibujados con oro, pero una fina luz los delineó a cada uno al mismo tiempo, para que luego el espacio que rellenaba la silueta de la figura desapareciera y de estos comenzaran a extenderse delgadas plataformas en forma de flecha. En la punta de estas, yacía una silla, una silla en donde se encontraba sentado el ángel que decidirá el destino de Jinwoo.

Remiel, uno de los jueces, le miraba con lástima y pena. Quizá pudo ayudarlo a esconder mejor su secreto, pero el gran poder que fue impuesto en él le impidió mentir más de lo que ya estaba haciendo.

—¿Juran hablar con justicia y completa honestidad, jueces? —les preguntó Miguel, parándose frente a ellos desde abajo.

Inmediatamente todos cerraron los ojos y suspiraron. Segundos después, cuando los abrieron, los ojos de todos estaban completamente iluminados mientras que desde su pecho se podía ver la silueta luminosa del crucifijo de cada uno de ellos. Sus mentes se habían unido por completo, para juzgar como uno.

—Lo juramos. —contestaron al mismo tiempo, haciendo sus voces retumbar por todo el lugar y causando escalofríos en los ángeles menores.

—Bien. —asintió Miguel dándose media vuelta y subiendo la plataforma para colocarse junto a Jinwoo.

—Eras... Eras mi mejor amigo, ¿por qué me hiciste esto? —susurró Jinwoo débilmente entre lamentos.

—¿Amigo? ¿De qué hablas? Nunca nos hemos conocido.

𝙼𝚢 𝙰𝚗𝚐𝚎𝚕 & 𝙼𝚢 𝙳𝚎𝚖𝚘𝚗 ➋ || '𝔅𝔦𝔫𝔴𝔬𝔬'Donde viven las historias. Descúbrelo ahora