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Aquellas serpientes fueron directas hacia Dongmin el cual dio un gran salto hacia el cielo quedando justo arriba de la gigantesca boca abierta de una de estas la cual estaba apunto de engullirlos.

Tomó la espada lista para enterrársela en la garganta pero antes de eso recibió un fuerte golpe por parte de Miguel en su espalda en un punto de presión que hizo que sus alas se entumecieran, desconcentrándolo y haciendo que la espada se desvaneciera. Dongmin comenzó a caer hacia la boca del reptil sintiendo sus alas inmovilizadas por el golpe.

Miró hacia arriba viendo como lentamente el cielo iba siendo reemplazado por los colmillos del animal. Sacudió su cabeza al instante, no podía permitirse titubear en momentos así. Invocó aquella espada nuevamente y se la incrustó en la lengua, sosteniéndose de esta mientras veía hacia abajo el interminable recorrido hacia el estómago de la serpiente.

El animal al sentir su lengua ser atravesada por la espada emitió un gigantesco rugido mientras comenzaba a sacudir su cabeza de un lado a otro. Dongmin aprovechó eso para soltarse de la espada y caer hacia uno de los lados, logrando así salir del animal y aterrizando en el suelo.

La espada dentro de la lengua de la serpiente se desvaneció y apareció en la mano de Dongmin nuevamente. Cada vez le era más fácil controlarla.

No tuvo tiempo de descansar siquiera un poco cuando la otra serpiente dorada ya se encontraba persiguiéndolo. Dongmin comenzó a correr con gran velocidad haciendo un ligero esfuerzo en sus alas para que dejaran de estar entumecidas.

Miguel parecía divertirse con todo aquello, pues no había dejado de reír por un buen rato. Era como un espectáculo para él. Los demonios y los ángeles eran su público, haciendo absolutamente nada para ayudar a Dongmin. Solo se le quedaban viendo, disfrutando de la pelea.

La serpiente herida se recuperó y comenzó a perseguir a Dongmin de igual forma. Las cosas se le estaban complicando, por más que daba saltos y esquivaba los cabezazos que las serpientes daban contra el suelo en su dirección su cuerpo no resistiría mucho, estaba apenas logrando esquivar los ataques, así que solo era cuestión de tiempo para que aquellas serpientes lo atraparan.

Dongmin se distrajo por un momento al ver la sonrisa de Lucifer impregnada en su rostro mientras yacía sentado en su trono expectante. Solo fue un segundo, un maldito segundo en el que se distrajo, pero aquello fue su condena.

Su pie chocó contra una pequeña roca incrustada en el suelo haciéndolo caer. Dio la media vuelta mirando hacia arriba con rapidez notando que la cabeza de una de las serpientes estaba cayendo justo en su dirección para aplastarlo.

Dongmin se hizo a un lado lo más rápido que pudo logrando así esquivar el ataque, pero no salió ileso de aquello.

Su brazo izquierdo no fue lo suficientemente rápido y había sido aplastado.

Emitió un gran alarido de dolor al sentir aquello. Las lágrimas no tardaron en caer por sus ojos mientras se sentaba en el suelo viendo como la cabeza de la serpiente lentamente se elevaba.

Llevó su derecha hacia su brazo aplastado, tocándolo y soltando un fuerte quejido del dolor al sentir sus huesos rotos internamente. Gimió del dolor para luego soltar un ligero llanto. Miró hacia su alrededor, viendo como tanto ángeles como demonios solo lo miraban, sin inmutarse ante su situación siquiera.

Sus miradas eran frías, secas, no había ni una pizca de compadecimiento en estas, ni siquiera pena.

Estaba solo.

Nadie lo ayudaría en estos momentos. Tragó duro y entrecortadamente mientras bajaba la mirada hacia sus piernas. Sus pantalones estaban rasgados, sucios al igual que su cabeza. Sus pies que se encontraban delgados estaban lleno heridas, ronchas y raspones.

𝙼𝚢 𝙰𝚗𝚐𝚎𝚕 & 𝙼𝚢 𝙳𝚎𝚖𝚘𝚗 ➋ || '𝔅𝔦𝔫𝔴𝔬𝔬'Donde viven las historias. Descúbrelo ahora