𝙼𝚢 𝙰𝚗𝚐𝚎𝚕 & 𝙼𝚢 𝙳𝚎𝚖𝚘𝚗 ➋ || '𝔅𝔦𝔫𝔴𝔬𝔬'

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Lo escuchó.

Estaba completamente seguro de que lo escuchó.

—¿R-Rocky? —volvió corriendo hacia el espejo viendo nuevamente su tatuaje iluminado en el cuello.

Su corazón empezó a latir de forma rápida causando sudoración en su cuerpo. Sanha sentía nervios por todo su cuerpo y eso se reflejaba en el temblar de sus manos.

Se acercó todo lo que pudo a su reflejo, tocando el roto cristal con sus desnudas manos, sintiendo ligeros cortes en la palma de este pero poco le importaba en ese momento, poco le importó que la sangre empezara a salir en abundancia, él solo se estaba centrando en su propio reflejo y en escuchar la voz del contrario.

—V-Vamos Rocky, dime algo...

Empezó a llorar de la desesperación en el pasar de los minutos y no recibir nada en respuesta.

Su ceño estaba fruncido y en un acto de frustración al no recibir nada, no dudo ni un solo segundo en golpear el espejo haciendo reventar las partes que aún estaban sanas.

Ignoró el ardor en sus nudillos y la sangre de su mano, solo agachó la mirada y se mantuvo apoyado en este mientras empezaba a llorar.

—Rocky. Tú ya... ¿ya no me quieres?

Sintió su corazón estrujarse al decir aquellas palabras, le dolía, le dolía y mucho. Quería estar junto a él, quería volver a abrazarlo, quería volver a sentir sus brazos sobre él, quería poder volver a besarle.

Pero sabía que aquello no era posible.

Desde el momento en que Hyunjin ingresó al aquelarre junto a sus compañeros cazadores supo que algo ni iba a ser igual luego de eso, él mismo supo que desde el momento en que soltó el cuchillo con el que cortó el cuello del contrario...nada iba a ser igual.

Lo negó y quiso convencerse a sí mismo de que vivirían normal, que vivirían como lo habían hecho hasta ahora, pero sabía que no. Sabía que el matar a esos tres cazadores traería consecuencias al aquelarre.

Solo espero que estés bien.

Era lo único que deseaba, que Rocky esté bien. Esté en donde esté, él quería que se encuentre bien.

—Sanha... tenemos que irnos. —Yuna apareció detrás suyo mientras le sobaba la espalda de forma lenta con el objetivo de calmar su llanto. Arrugó su entrecejo al ver que una de las manos de Sanha estaba sangrando en gran cantidad—Sanha tus man-

—Estoy bien. —interrumpió.

—Pero...

—¡Estoy bien! —gritó exasperado colocándose erguido y dando la vuelta en dirección a la salida.

Las demás ya lo estaban esperando afuera del lugar. La brisa era bastante fría y el olor a mar inundaba sus fosas nasales.

—Vámonos, sería bueno descansar. —habló Yeji cruzada de brazos mientras avanzaba primero.

Los demás la empezaron a seguir caminando por aquel gran lugar lleno de varios almacenes abandonados y en mal estado. El ruido de una calamina ser golpeada alertó a Sanha pero este no le tomó importancia.

Pasaron unos minutos, en los cuales Sanha se mantuvo con la cabeza gacha en todo momento viendo la sombra de los almacenes ser reflejada en sus zapatos por la luz de la luna. Pasaron solo segundos, antes de que Sanha vea la sombra una cabeza asomarse rápidamente por el techo de uno de los almacenajes.

—Chicas. —llamó deteniéndose—. Creo que no estamos solos.

—¿Por qué lo dices? Yo no siento a alguien más cerca de aquí. —habló Yuna.