La sensación de una suave y delicada caricia sobre su cabeza lo hizo regocijarse por un momento, emitiendo un sonido con su garganta de satisfacción. Hace tiempo que no sentía un toque tan dócil y cariñoso como ese.
Sus ojos pesaban, y un gran dolor se instalaba en su sien haciéndole fruncir el ceño. Las yemas de los dedos de aquella mano que acariciaba su rostro le empezaron a hacer cosquillas, haciendo que soltara un par de risas bajitas.
Con un poco de esfuerzo, fue abriendo los ojos lentamente, sintiendo un gran cansancio por todo su cuerpo. Es como si hubiera corrido una gran maratón, si fuera humano claro. Giró su rostro hacia arriba, notando que se encontraba recostado de lado sobre algo suave, o al menos que no era suelo.
Su visión era borrosa, dificultándole el reconocer de quién era aquella mandíbula que estaba encima suyo. Unos cuantos segundos después, una ligera melodía comenzó a salir de los labios del contrario. Era una melodía lenta y tranquilizante, haciendo que sus latidos algo rápidos por el desconocido se apaciguaran paulatinamente.
La voz con la que tarareaba esa melodía era gruesa, firme, y algo robusta, pero a la vez era dulce y melódica, causando una extraña sensación dentro de su cerebro.
Aún con su visión borrosa, podía distinguir el cielo azulado oscuro, y hacia uno de los costados se podía ver con facilidad como el primer rayo de sol de la mañana se comenzaba a asomar por las montañas.
Aquella persona bajó la mirada al sentir un ligero movimiento sobre su regazo.
—Hola. —canturreó bajito—. Al fin despiertas bella durmiente. —su voz se le hacía familiar, pero aún sentía una conmoción dentro de su cabeza que no le permitía identificar de quién se trataba.
El contrario, al ver que el de abajo aún estaba algo aturdido, simplemente volvió a levantar la cabeza comenzando a tararear nuevamente mientras continuaba con sus dulces caricias.
Dongmin, intentando enfocar su borrosa vista, luego de unos cuantos segundos logró ver claramente la mandíbula del contrario. Se quedó estático en su lugar, sin emitir sonido alguno. Relamió sus labios resecos y tragó duro al ver de quién se trataba, pero aún no estaba completamente seguro.
Los tarareos continuaron, mientras que en el horizonte, los rayos de sol del amanecer lentamente iban chocando contra su rostro. Dongmin, desde abajo, sintió su corazón detenerse por un momento al estar completamente seguro de lo que veía.
Moonbin miró el sol a lo lejos, sonriendo pacíficamente mientras sentía el calor llenar su rostro. El lugar rodeado de montañas aún estaba oscuro, incluyendo a Dongmin ya que su posición hacía que los rayos aún no le llegaran.
La brisa mañanera junto con los primeros cantares de las aves lo hacían sentirse en paz como nunca antes. Y el hecho de tener a la persona que amaba, por que sí, Moonbin amaba a Dongmin con todo su ser, lo hacía mil veces... no, millones de veces mejor.
—¿Moonbin? —oyó al contrario susurrar.
Con una gran sonrisa y emoción bajó su rostro, sorprendiéndose al instante por el repentino acto del contrario al posar su mano en su mejilla desde abajo.
—Eres tú. —Moonbin asintió sonriente, dándole un beso en su frente.
Los ojos de Dongmin fueron cristalizándose de a poco, y no pasó mucho antes de que la primera lágrima descendiera por la comisura de su ojo izquierdo. Moonbin al ver eso se asustó de inmediato pensando que lo había asustado o algo parecido.
—¿Q-Qué sucede? ¿Estás bien? ¿Por qué lloras? —preguntó de forma rápida con una gran preocupación en su rostro.
Dongmin negó, sonriendo.
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𝙼𝚢 𝙰𝚗𝚐𝚎𝚕 & 𝙼𝚢 𝙳𝚎𝚖𝚘𝚗 ➋ || '𝔅𝔦𝔫𝔴𝔬𝔬'
FanfictionContinuando con la historia anterior, luego de que Dongmin tuviera que abandonar a Moonbin solo para quedar al borde de la muerte y sin poder hacer nada por Jinwoo, quien se encontraba muy herido, nos encontramos varios años después en donde ocurren...