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¡Felicidades bluyvesNo diré si lo que dijiste es correcto o no por obvias razones, pero me gusta tu teoría de que Lucifer haya planeado la existencia de Dongmin. 




—¿¡Cómo pudiste!?

Los grilletes eran sacudidos con toda la fuerza que el débil cuerpo de Suah le permitía. Su cabello cubría todo su rostro debido a los desesperados movimientos que trataba de hacer para liberarse.

Su garganta se estaba cortando con el oxidado borde del grillete en su cuello poco a poco debido a los bruscos movimientos que hacía, pero en ese momento tampoco le importaba.

—¡Se supone que Moonbin es como un hijo para ti! ¡Tú lo cuidaste desde que apenas fue un crío! ¡Lo alimentaste, le enseñaste y lo viste crecer! ¿¡Cómo pudiste hacerle eso!?

Quería verle a los ojos, quería hacerlo y poder escupirle en su refinado rostro. Pero Lucifer aún se encontraba a sus espaldas, teniendo toda la capacidad de cortarla en dos en menos de un momento.

Pero Lucifer era de las personas que se tomaba su tiempo.

Quería ver a su víctima caer en un profundo hoyo de desesperación antes de asesinarla. Porque por alguna extraña razón la sangre sabía mucho mejor si es que había miedo en ella.

—¿Y por qué crees  que fue uno de los mejores, eh? —sonrió de lado y pegó un golpe al suelo con su cola—. ¿Por qué crees que me encargué de él de entre tantos de miles de demonios que existen? ¿Por amor? —lanzó una fuerte carcajada al aire—. Bueno... a decir verdad te lo puedo contar, después de todo vas a morir.

Comenzó a caminar lentamente rodeando a Suah, con una mano posada por su espalda, mientras que con su brazos sobrante convertido en un sable simplemente lo dejaba arrastrarse contra el suelo.

Las chispas salían cada cierta distancia debido a lo tan afilado que era, y al mismo tiempo se podían oír como los filosos dientes de las tantas pequeñas bocas que poseía comenzaban a masticar intermitentemente. Las pupilas de los varios ojos de esta miraban de arriba hacia abajo a el cuerpo de Suah, completamente ansiosos de ver como es su interior.

El sonido del suelo rechinar al compas del sable de sangre hacían calar todos los huesos de Suah. Mientras que un escalofrío le recorría toda la espina dorsal al oír como Lucifer tarareaba alegremente.

—Los demonios si tienen la capacidad  de amar.

Confesó, colocándose de una vez enfrente de aquella chica. Su porte era alto, fuerte, elegante, y cualquiera bajaría la mirada con tan solo su presencia.

Pero Suah no. Se resignó a tener una muerte dolorosa con tal de encarar a ese malnacido que había estado planeando todo esto desde un inicio.

—No somos tan distintos de los ángeles. Poseemos aquello a lo que se le denomina... sentimientos. Después de todo nacemos de un mismo ser, el humano.

Una delicada risa comenzó a salir de sus labios. La cual poco a poco fue aumentando su volumen, comenzando a convertirse en una fuerte carcajada la cual resonaba por todo el lugar. El eco de su risa hacían que los oídos de Suah se ensordecieran de lo tan ruidosa que podía llegar a ser.

Aunque a pesar de eso su mente aún seguía en shock por lo que Su Señor le acababa de confesar.

¿Los demonios... pueden amar? ¿Estaba hablando en serio? ¿Desde cuando? Había sido engañada durante toda su vida. ¿Pero por qué? ¿Por qué ocultar algo como eso?

𝙼𝚢 𝙰𝚗𝚐𝚎𝚕 & 𝙼𝚢 𝙳𝚎𝚖𝚘𝚗 ➋ || '𝔅𝔦𝔫𝔴𝔬𝔬'Donde viven las historias. Descúbrelo ahora