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The liquor on your lips, the liquor on your lips
The liquor on his lips I just can't resist
As close as I'll get to the darkness
He tells me to "Shut up, I got this."
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Un potente olor pútrido a hierba quemada me cruza las fosas nasales, seguido mis tímpanos sufren ante la algarabía anormal dentro del aula. No tardo en conseguir al desgraciado que tuvo la brillante idea de encender un porro a las ocho de la mañana.

Drew, el imbécil de Drew.

Me siento estúpida de dudarlo, es común en él. Tiene la cabeza inclinada en la ventana y el brazo estirado fuera de esta enseguida se fija en mi cara contorsionada del disgusto.

—¿Qué?─espeta.

—¿Qué?─arremedo, rodando los ojos—. Te voy a enviar mi número de cuenta para que me pagues la lavandería.

Sonríe con descaro, exhalando una calada de humo espeso.

—Lo haré, pero para que te compres algo bonito y no me sigas jodiendo.

─Siempre tan comprensivo—ironizo, soltando mi mochila en el puesto de siempre.

Lulú y Hunter son los primeros en llegar. Tomo asiento junto a mi amigo, sacudiéndome las posibles migajas que pudieron quedarme en la ropa del desayuno apresurado que mi hermano hizo.

—Buen día, Solecito. ¿Tan temprano y ya buscas pelea?─saluda Hunter, pasando un brazo encima del espaldar de mi silla.

Cuelgo el bolso en el espalda y saludo a Lorena sentada detrás de mí, el asiento junto a ella tan vacio como mi cuenta de ahorros.

—No lo hiciera si la gente se comportara como eso, gente.

Saco la libreta y bolígrafo. Drew termina lo que queda del porro con la cabeza dentro del aula, provocando que el olor se intensifique. Varios compañeros se quejan, pero él continúa con la expresión inmutable.

Lo que falta es que cierre la ventana y acabemos todos drogados. Incluso Deacon saldría con los ojos rojos cuando finalice la clase.

—Alguien esta de mal humor hoy...—se burla Hunter.

—Y tú que lo empeoras con tus preguntas—le reprende Lulú con voz susurrante y graciosa. Deja de lado el libro gráfico que ojeaba, concentrándose en la conversación—. De todas maneras Sol tiene razón, huele asqueroso. Volverán a traer a la policía y, ¿qué fue lo que dijeron la última vez? ¿Qué nos llevarán a todos a comisaria?

Hunter encoge los hombros, rebotando el lapicero en el escritorio.

—Amenazas vacías, la poli nunca hace lo que dice que hará.

—Tienes un punto a favor—acepta Lulú.

La puerta escarlata del salón se abre de golpe. La manilla se estampa contra la pared, no me hace falta voltear para saber de quién se trata.

—Maldita sea, Drew. Fuma tu mierda en el pasillo, el cabello me olerá asqueroso por tu culpa—escupe Hera, ondeando la mano con displicencia frente a su rostro.

The German Way #1 ✓ YA EN LIBRERÍASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora