"8"

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"It's so sweet, swinging to the beat,
When I know that you're doin' it all for me..."
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         —Maldita semana asquerosa, estoy a la espera de que nos mate un meteorito del tamaño de Canadá—continúa quejándose Hunter, dejando un café frente a mí, otro a Hera y un jugo de manzana a Lulú. Toma asiento junto a la pelinegra, soltando insultos a la nada. Lulú ríe, llevándose su atención—. ¿Y tú qué? ¿No te dije que no me hablaras? Vete con tu nuevo mejor amigo Eros.

Lulú se ahoga con el café.

—¿Todavía sigues enfadado porque me llevó a casa y tú no?—Hunter le atraviesa el alma con la mirada—. Te dije que no lo supe hasta que llegamos a casa, ¡debería ser yo la molesta! Me dejaste sola cuando estaba borracha por irte a bailar.

Hunter le echa un vistazo de reojo condescendiente, negándose aceptar la verdad.

—Te dejé con Sol.

—Otra borracha—replica Lulú y la mandíbula me cuelga.

—¡No estaba borracha!

Tres días han transcurrido desde el beso y nada ha pasado. No es que lo esperase, incluso me alivia que sea así. Existe esa tensión extraña tirando como cuerdas entre nosotros, nunca se ha ido, pero el hecho de que no hemos estado a solas ni un minuto desde entonces, nos hemos limitado a comportarnos como si nada hubiese acontecido.

Al menos la mayor parte del tiempo, cuando no cruzamos miradas y el corazón me salta pretendiendo escaparse por mi boca.

—Bien, dejemos el tema Eros de lado—acepta Hunter, tomando del jugo de Lulú—. ¿Cuándo pensabas decirnos que tu papá perdió el juicio? Si no es por ese moratón en tu mejilla, no nos enteramos—se da cuenta que ha hablado para casi toda la cafetería, por lo que baja la cabeza y entre susurros añade—. Lulú, tienes que hablarnos sobre esto, es importante.

Ella siente el enojo que desprendemos los tres. Se encoje en el asiento, evadiendo dar explicaciones y el si quiera devolvernos la mirada. Mis ojos viajan al moretón que intenta ocultar con capas y capas de base y corrector y que aún así, se trasluce a través de eso.

Es el segundo en dos semanas.

—La semana pasada cuando te preguntamos por el estatus de tu caso, nos dijiste que se había aplazado
—Hera, por mucho que quiera contener el tono acusador, no puede—. Nos mentiste. Eso no es propio de ti, de Hunter, de Sol, incluso de mí sí, pero no de ti. ¿Puedo saber por qué? Jamás nos habías ocultado algo como eso.

—No quise preocuparlos, papá y yo quedamos en no pedir por la apelación—pretendo objetar esa decisión, pero Lulú cubre la mano que levanto con la suya—. Escuchen antes de saltarme al cuello. Dentro de poco cumplo la mayoría de edad y en unos meses termino el bachillerato, estaré fuera de casa antes de un pestañeo, en serio. Las cosas se han calmado.

—Si venir a clases con un hematoma en la cara quiere decir que se han calmado, no quiero saber si pasa lo contrario—rebato. Lulú baja la mirada, las esquinas de su labio desciende, una mueca de tristeza que me rasga el corazón—. No estás sola, me tienes a mí, a Hera, a Hunter, incluso a Eros, no tienes porque escondernos estas cosas. Nosotros te vamos apoyar en lo que sea.

The German Way #1 ✓ YA EN LIBRERÍASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora