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"I'll wait for you, babe, that's all I do, babe
Don't come through, babe, you never do
Because I'm pretty when I cry"
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       Reviso por tercera vez la hoja en los que va de mañana. Hace dos semanas que las clases dieron comienzo y todavía tengo la necesidad de revisar el horario para refrescarme la memoria. Bueno, para ser justa conmigo, el año anterior ni siquiera me esforzaba en levantar la hoja, seguía los grupos de caras conocidos y ya estaba.

Cierro la aplicación de música de mala gana, hoy me levanté de buen humor, con ganas de reventarme los oídos y caminar al ritmo de una buena canción pegadiza, como las películas. A mí me encantó el despertar, a mi hermano no. Me bajó del auto a patadas y no me dio dinero para pagar la malteada que me prometió.

En el pasillo saludo a varios compañeros y no es hasta que ingreso al salón y no consigo la cabellera ceniza de Hera ni los rizos de Hunter, que presto real atención a lo que ocurre al rededor. Todos están revueltos, hablan, ríen, incluso escuchan música.

Bueno, ¿pero qué hora es? Echo un vistazo a la hora, espabilo al ver el nueve menos cuarto marcado en la pantalla del móvil.

Declan debería ya debería estar aquí. La única de mi grupo presente es Lulú, tiene el cuerpo volteado en dirección a los asientos traseros, mientras juega al tic tac toe con Eros, ambos asientos junto a ellos vacíos.

Ver a Eros me abre un agujero en el pecho del que salen emociones desagradables en forma de pinchazos, el recuerdo de su intento de besarme aún perenne en la comisura de mis labios. Ambos levantan la mirada a la vez a mi cara, me concentro en Lulú y en su sonrisa que me da la bienvenida.

—¿Se te pegaron las sábanas como a Hera?—ríe, dando una palmadita en la silla a su lado—. Eros me decía trabalenguas en alemán, ¿quieres escuchar uno? Parece que esta invocando un demonio.

Niego con la cabeza, dejándome caer en el puesto.

Si quiero escuchar un trabalenguas alemán, pero no quería pedírselo a él. Lulú regresa a su posición, cerrando la libreta que usaba para el juego.

Carraspeo, examinándome las uñas. Cuando Hera note la falta de barniz en las puntas me mataría, debí quitármelo todo, pero la flojera me gano.

—¿Dónde andan los demás?

—Hera no quiso levantarse de la cama—menciona entre dientes—. Hunter ha ido a la cancha a tontear con Terry y Cosbey y los profesores están en reunión, dicen, pero a mí me parece que se han montado una celebración de cumpleaños secreta, vi a al profesora Agatha cargando una caja cuadrada, de esas de pastel.

Lulú en medio de su perorata, observa con de reojo a Eros con disimulo y saca su celular, en el me señala el chat grupal, ese que había estado sonando pero no presté atención por fastidiar a Martín en el trayecto.

En medio de la marea de mensajes, me señala el de mayor importancia: Hera informando que se vería a escondidas con Jamie. Comparto una mirada sugerente con Lu y devuelve el celular al bolsillo del abrigo.

¿Cuánto le durará la paciencia a Hera? Se la vive quejándose sobre Jamie y su falta de compromiso, creo que conociendo cómo es ella, ha durado demasiado. Lulú apunta a la libreta invitándome a una partida. La acepto, rebuscando en la mochila por mi bolígrafo.

—No vamos ni a mitad de semestre y ya te vas a quedar sin hojas.

—Esta la reservo solo para esto—anuncia, obsequiándome una sonrisa resplandeciente.

The German Way #1 ✓ YA EN LIBRERÍASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora