"15"

215K 14.6K 20K
                                    

   ▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂

"You're no good for me
Baby, you're no good for me
You're no good for me
But baby, I want you, I want"
▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂


Producción no me era extraño. Aquella vez que visité este sitio tuve la compañía de Eros, esta vez para mi sorpresa, ha sido Helsen quién ha requirió mi presencia aquí.

Dudé en responder al inesperado llamado, esa vez que no se mordió la lengua para soltarme el paradero desconocido de Eros dista mucho de ser una buena primera impresión. Pero claro, no podía negarme, a fin de cuentas, continúa ocupando el cargo de vicepresidente, sería insólito negarme.

Mi mente fue asaltada con una docena de posibilidades, la de mayor peso es que Helsen me sometería a una manipulación astuta antes de ofrecerme dinero, como en esas telenovelas de las nueve de la noche, una amenaza sublime del estilo 'aléjate de mi familia, manchas nuestro gran nombre y honor'.

Hasta el momento, no ha hecho más que tratarme con inmaculada cordialidad.

Estoy alerta, pues ni siquiera el nombre de sus sobrinos ha pronunciado, se limitó a explicarme que necesita ayuda con el testeo de un nuevo prototipo.

No soy tonta—no la mayor parte del tiempo, quiero creer—sé que quiere algo, es un sinsentido que de cientos personas ocupando el edificio decida elegirme a mí. La teoría de que espera que le tome un poco de confianza para arrojar la carnada revolotea por mi cabeza.

—Son el mismo modelo, la diferencia recae en el material de fabricación. Me dirás cuál te parece más cómoda, piensa que pretendes dar con esa que sientas como una extensión de tu brazo—informa, cargando una de las cinco pistolas dispuestas encima de la mesa—. Te haré un par de preguntas sencillas, ¿bien?

Afirmo con la cabeza, exhalando un aliento nervioso. Este hombre me resulta complejo de leer, como si llevase una armadura encima que solo permite filtrar lo que él considere adecuado para todo público. Denota hosca entereza, una soberbia diluida en cada gesto, jamás baja la cara, si necesita revisar algo, lo levanta, prefiere hablarme de la distancia para no tener que descender la vista a mi altura, corta, comparada a la suya.

Sus ademanes firmes, seguros y elegantes son tan parecidos a los de Eros que tengo que verlo dos y tres veces para asegurarme que no es él.

Tan parecidos y distintos a la vez... me resulta desconcertante e incluso perturbador.

—Bien.

Helsen muestra una sonrisa apretada.

—Perdona, no me apetecía interrumpir tus obligaciones—dice con vergüenza fingida, mirándome a través de sus pestañas—, pero necesito alguien que hable desde la inexperiencia y la primera persona que vino a mi mente, fuiste tú.

Tenso la mordida, prohibiéndome trazar un mohín.

Yo, no su secretaria que seguro jamás ha tocado un arma. No Cecil, a quien conoce desde hace años, no el montón de personas que realizan labores aquí. Yo, la chica que salió en portadas de revistas compartiendo besos y toques calientes con su sobrino con quién no se lleva nada bien.

Una casualidad descomunal, ¿o puede que me encuentre a la defensiva?

—Está bien, ya casi terminaba de todos modos—repongo, lacónica, observando cómo me extiende un cartucho, seguido de una de las pistolas con el cuidado de no apuntar directo a mí.

Gut—Helsen apunta con el dedo el arma en mis manos, estrechando una sonrisa plácida—. Comencemos con esta. No te diré cual posee las nuevas alteraciones, así evitamos sugestiones, te lo revelaré al final—coge aire y lo suelta con fuerza, restregándose las manos entre ellas—, fíjate en su peso, retracción y que tan precisa te parece. ¿Necesitas ayuda con algo? Tengo entendido Eros te enseñó a disparar.

The German Way #1 ✓ YA EN LIBRERÍASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora