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"The thing about men like you
Is you got a lot to say
But will you stay?"
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EROS



         Contemplo la sombra de la dulce chica consumiéndome con esmero y codicia hasta que las arcadas le obligan a retraerse.

Comienza lento, suave, su boca caliente me ciñe y aprieta con deleite. Aparto el cabello rebelde de su rostro, la diversión y euforia brillando en su mirada que no despega de la mía cuando desliza la lengua la extensión del tronco esparciendo su lubricación.

Enreda en mi glande, desliza la punta en el frenillo, chupando la punta de la erección que toma con firmeza en su mano y estimula de arriba abajo. La excitante presión tira de mis caderas adelante, sus manos se afincando a mis muslos, introduciéndome profundo a los confines de su garante ardiente, su lengua moviéndose con experiencia, rozando sus dedos.

—Lo quiero todo pero no puedo—gimotea una risa, su boca luciendo saliva a borbotones.

Recojo su cabello en una coleta alta, recibiendo sus exquisitas atenciones de su boca maestra nueva cuenta.

—Linda, tienes garganta humana no línea subterránea— pronuncio con alta agitación, evidenciando los maravillosos efectos de su trabajo en mí.

Ella ríe con ganas, transmitiendo la vibración a mi polla encajada en su carne húmeda.

No hay mejor antídoto contra el aburrimiento de las clases, que una buena follada de boca en un baño de este cuchitril. Hasta ahora he mantenido distancia prudente con Sol por mi bienestar, pese a mis grandes esfuerzos en mantenerme ocupado, los ojos pretenciosos que creen saberlo todo siguen marcados en mi mente.

La he visto de lejos como un maldito enfermo, pavoneándose por los pasillos, comportándose como la sabionda que es. Estudio, tengo que estudiar, estoy estudiando... no le escucho pronunciar más que ese puto verbo con insolencia y altivez.

Como me gustaría probar esas atenciones que le da a esos libros en mí, como lo hace Mandy, quién no para de succionar, lamer mi dura extensión, masajeando mis bolas con una mano y empujándome contra ella con la otra.

Desde que el martes se me guindó del cuello como un mandril necesitado de atención, supe que tenía una tarde resuelta. Mandy en un movimiento brusco me clava los dientes, gruño una blasfemia y bajo la mirada, ella abre los ojos como disculpa y retoma las atenciones, hondo y duro, llenándose los ojos de lágrimas de satisfacción.

Ojos brillantes, marrones. Ojos café, de esos que te provocan insomnio.

Ojos café...

La boca diestra y caliente comiéndome la polla no le pertenece a Mandy, los tirabuzones de mi mano se desvanecen, es una manto de cabello castaño lacio lo que sostengo con brusquedad, la piel morena se vuelve trigueña, sedosa y bañada por un rocío del sol.

Esa única imagen, malditamente excitante es capaz de empujarme al borde. Ceso la cadencia de mis embestidas, libero los rizos y la levanto de sus rodillas, tomando su cintura para subirla al borde del mesón de lavamanos, aferrándome al rostro nublando mis sentidos.

The German Way #1 ✓ YA EN LIBRERÍASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora