"28"

165K 9.6K 8.2K
                                    




—No era lo que esperaba, pero, no lo sé—Lulú encoge los hombros, su cabello revuelto y mejillas sonrosadas le brindan una imagen angelical—. Presiento que este trabajo me viene mejor, ya saben, mis habilidades comunicativas con desconocidos son... decadentes.

Aquí estamos, Hunter, Hera, Lulú y yo bebiendo la botella de vino que Hera pudo robarle a su tío; una forma de celebrar que Lulú ha conseguido su primer empleo. No le llamaron de ningún trabajo al que postuló, lo que le tenía con los ánimos rozando el infierno.

Y cuando pensaba darse por vencida luego de semanas de búsqueda, Jazmín le dio la noticia de que una vecina necesita niñera a tiempo parcial, y sin dudar recomendó a Lulú. Pasó la entrevista y el sinnúmero preguntas de inmediato, estaba tan contenta que se echó a llorar mientras nos contaba sobre la familia Penderghast. La familia con la que trabajará.

Me cuesta disfrutar los tragos sin hacer muecas, parece que desde la noche del escape el alcohol continúa disuelto en mis arterias. Me irrita no poder disfrutar al ritmo del resto, ya se les nota los estragos y yo apenas percibo un ligero mareo.

Probablemente sea mi salvación a otra reprimenda de Martín.

Reviso el celular por no sé cuanta vez, ansiosa de mirar la notificación de un mensaje de Eros, pero encuentro la bandeja vacía. Trato de enmascarara el pequeño indicio de decepción con la amargura del vino, pero sigue allí, latente y a la expectativa. No sé si estoy siendo paranoica o demasiado atosigante, pero mantener una conversación a través del celular con Eros es lo mismo que entablar charla con un cubo de hielo.

Si recibo respuesta es tan directa y gramáticamente perfecta que me deja cuestionándome si contesta él o una asistente.

—No te hacen falta esas habilidades, con tu encanto natural los enamoras a todos a la primera—afirma Hunter, sirviendo otra ronda de vino—. Desprendes polvo de hadas, te conocen y ¡Puf! No hay a donde correr.

Hera acaba con la primera capa de esmalte rojo y me indica que sople sobre las uñas. Revoloteo las manos y ella se suelta un palmetazo a la cara partiéndose de la risa. No me dice nada más, recibe su copa rellena, refregándose un ojo con el dorso de la mano libre.

—¿Mi encanto natural?—cuestiona Lulú antes de beber un sorbo.

Hunter mueve la cabeza de arriba abajo despacio, como en un trance.

—Cuando te diriges a cualquier persona, tú nómbrala, se te quedan mirando fijamente, como hipnotizado—habla Hera, de rodillas en el piso. Observa a Lulú con los ojos relucientes de puro amor—. Porque eres preciosa, ¿y sabes qué? Lo eres incluso más por lo que eres, que por cómo te ves y eso es impresionante, considerando que eres de las chicas más hermosas que conozco.

Lulú contrae el semblante avergonzada, diviso un destello maravillado preso en su mirada acuosa y el leve temblor del labio inferior, cosa que me estruja el corazón de la mejor manera posible y le saca una risa liviana a Hunter. Él se mofa un poco de ella y le pasa el brazo por los hombros, pegándola a su costado. Se mesen de lado a lado, risas ebrias disparándose fuera de sus labios mientras Hera y yo los miramos con sonrisas que amenazan con engullirnos la cara.

Tomo un sorbo sin paladearlo, esquivando el desagrado. Mi sonrisa se ensancha al percibir el sentimiento de pertenencia abrigarme de pies a cabeza. Esta es mi gente, mi zona de comodidad, un carnaval de nacionalidades, idiomas y personalidades distintas que formando una mezcla heterogénea.

Les quiero más allá del simple significado de la palabra.

—Estoy sensible, si lloras tú lo hago yo—le reprocho a Lulú sacándole una sonrisa que parece más una mueca bastante graciosa considerando que todo en su expresión grita llanto—. Y al contrario de ti, me voy espantosa con los ojos rojos y los mocos colgándome de la nariz.

The German Way #1 ✓ YA EN LIBRERÍASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora