"7"

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"I think I'm too cool to know ya
You say I'm like the ice, I freeze..."
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         —¡DAME UNA C, DAME UNA O, DAME UNA L, OTRA L, VÉNDEME UNA I, TE ROBO LA N...!

—Hera, por el amor a Dios, ¿Podrías sentarte y actuar como una persona normal?—gruñe Eros.

Hera detiene el bailecito y salta de regreso a las gradas, ocupando el espacio vacío entre su hermano y yo, enfurruñándose dentro del abrigo rosa gigante que viste.

El partido de Hunter nos ha traído un lunes por la noche al instituto, por nada nos perderíamos el enfrentamiento contra el equipo rival, menos cuando es Hunter el capitán. Ni Hera ni yo comprendemos nada, Lulú sí, no en su totalidad, pero puede explicarnos ciertas pases, anotaciones o lo que sea que ocurren en medio del partido.

—Gracias por quedarte—canturrea ella, recostando la cabeza en el hombro del chico, gesto que lo toma desprevenido—. No pensé que lo harías.

De reojo, capto la mueca que leo como desconcierto de su boca.

—Yo tampoco.

Eros se ha mantenido todo el rato en silencio, concentrado en sí mismo, en sus cavilaciones. Creo que se ha arrepentido de venir, o quizá se pregunta en distintos idiomas porque lo hizo. Me sorprendió en exceso el ver llegar a Hera de su brazo.

No lo había visto en todo el día, llegue a pensar que nos toparíamos con él en la compañía, pero no fue así.

—¿Sabes de futbol americano, Eros?—Lulú asoma la cabeza por mi costado, buscando una mejor vista.

La brusca respuesta es inmediata.

—No.

—No te agrada Hunter, ¿cierto?—cuestiona ella, enarcando una ceja con suspicacia.

—No—repite él.

Un chico de muchas palabras, al parecer.

Lulú muestra una sonrisa de complacencia, cualquiera diría que esperaba obtener esas respuestas.

—Entonces no te dolería perderte el partido, ¿o me equivoco?

—¿A dónde quieres llegar?—replica Eros, devolviéndole la mirada.

Lulú le pasa un billete de diez dólares, disimulando la sonrisa que le cruza los labios.

—Cuatro cuadras al norte hay una tienda de comida rápida, ¿irías a comprarme una hamburguesa doble carne, tocino y queso?

Eros no la mira, la aniquila con los ojos.

—Aparte de traductor, ¿me crees un maldito sirviente?

—¡No quiero perderme el partido y tú no quieres estar aquí! Es un ganar˗ganar, ¿qué te cuesta?

Oscilo la mirada entre ellos, me gustaría ver como acaba esto.

—La dignidad, Lucrecia, eso me cuesta.

Lulú infla los cachetes, moviendo en círculos la mano que sostiene el billete.

—Eros, no te pongas pesado. Sol irá contigo, ella sabe dónde queda.

Al verme envuelta en el debate, retraigo el cuerpo hasta tocar el escalón de arriba con la espalda. Joder no, adoro a Lulú, pero en esto me lo pienso dos veces.

—No quiero perderme el partido tampoco—me defiendo, mirándole directamente. Ella reniega.

—Por favor, el estómago me duele...

The German Way #1 ✓ YA EN LIBRERÍASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora