"16"

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"In the land of Gods and Monsters
I was an angel
Looking to get fucked hard"
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    EROS

—Es una fiesta de pre-Halloween, otro momento para vestirnos como zorras sin que nos critiquen por eso.

Podría recorrer un kilómetro lejos de este edificio y los nauseabundos chasquidos de la chica de piel de un tono oliva me seguirían como una segunda sombra. Ni el bullicio de la muchedumbre aglomerada en este sitio puede sepultar el ruido.

—Ay, Paula, así me visto siempre y para que lo sepas, en Halloween también nos critican—replica mordaz Irina—. ¿De qué te vas a disfrazar?

—¿Buscas ideas, media neurona?

—¿En ti?—resopla Christine—. Eso sería como esculcar en la basura.

Paula responde levantando el dedo medio. Ruedo los ojos. Qué ruda.

El sonido fugaz de la risa de Sol opaca cualquier ruido y por inercia mi atención se reduce a la vista de su rostro sonriente, un sabor a hiel se disuelve en mi boca. Todos son merecedores de una sonrisa, un pobre saludo o siquiera una efímera mirada. Todos a excepción de mí.

Tres días atrás me tenía en su cama vistiendo nada más que el sudor del esfuerzo de bombear entre sus piernas. Las manos me pican, urgidas por volver a tener las texturas componiendo su cuerpo bajo mis huellas. Recuerdo sus gemidos, sus jodidos sonidos entrecortados, la curvatura de su espalda y la seductora mueca de su boca cuando el orgasmo le acecha, ¿y no es capaz de dirigirme una escueta mirada de desdén?

No sé qué carajos espero de ella, considerando su osadía de echarme de su casa cuando aún tenía a verga envuelta en el condón.

Jalo una larga calada del cigarro, afincando la mirada en su rostro.

Tengo la certeza de que percibe mi atención en ella, el radical declive de su sonrisa lo advierte. El humo se escapa entre mis dientes, me concentro en mantener la cadencia regular del pálpito encerrado en el pecho. Comienzo a aprenderme sus reacciones y gestos, Sol es un libro que me apetece mantener abierto.

—¡Eh! ¡Ustedes!—grita Christine, apuntando con la pluma a Hera—. ¿Irán a la fiesta de Mason?

Hera voltea a mirar a Sol, ella traga el pedazo de pastel de chocolate antes de responder.

—¿Iremos?

—Sí, ¿sí?—se encoge de hombros, mirando a Lulú.

—Pues sí, ¿no?—dice Lulú, insegura.

—¿De qué se van a disfrazar?—Irina le pregunta al trío de chicas de sonrisas cómplices.

—¿Nos vamos a disfrazar?—le cuestiona Hera a Sol.

—Sí, ¿sí?—Sol mira a Lulú.

—Pues sí, ¿no?—contesta ella, reprimiendo la risa al notar el rodar de ojos dramático de Irina,

Ushhh, jamás pueden hablar como gente normal.

Hera guarda su celular en la mochila, la cierra y me la extiende. Suspira con pesadez y se pone de pie, dejando el jugo de manzana que me obligó a comprarle al otro polo de la ciudad.

—Nos vamos a casa, ustedes son tan aburridas que planeo grabarles un podcast para escucharlo antes de dormir, me ayudarían con el insomnio—les sisea con desprecio—. Sol, ¿vienes?

The German Way #1 ✓ YA EN LIBRERÍASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora