—El señor Uchiha a venido a visitarla, Milady.
Hinata levanto la vista de su novela y miro a Mikoto con la boca abierta. Dejo el libro en el sofá y se levantó.
—¿Donde lo has llevado?
Naruto se había ido con su tío Jiraiya a supervisar algunas propiedades que necesitaban de cierta atención. Mina se había retirado a hacer la siesta y hacía una hora que Shikamaru se había marchado al pueblo. Estaba sola, pero no tenía miedo.
Camino despacio hacia donde le había indicado Mikoto y les hizo una señal con la cabeza a los dos guardias que esperaban a ambos lados de la puerta.
Inspiró hondo y entró en la habitación. Al verla entrar, Itachi Uchiha se puso en pie: Hinata se quedó boquiabierta y con los ojos como platos. Mikoto solo había mencionado el apellido, pero nunca quien de la familia había ido a visitarla.
Itachi vestía espléndido y resaltaba una belleza angelical. Sonrió, y el breve recuerdo de Sasuke la desconcertó.
Cuando se acercó a él se dio cuenta de que de que parecía más delgado, las permanentes ojeras que ensombrecían su rostro eran más oscuras y, aunque su apariencia era tan orgullosa, Hinata podía notar que poseía una noble amabilidad.
—Ha sido una osadía por tu parte venir aquí, Itachi Uchiha.
Él joven se encogió de hombros.
—Pensaba que iba a ser Uzimaki quien entrara por esa puerta. Me siento aliviado de que hayas sido tu. En este momento, no tengo ni fuerzas para pelearme. —miro por encima de su cabeza—. ¿Donde está su señoría?
—Lo bastante cerca.
Él arqueó las cejas y esbozó una sonrisa.
—Mientras se mantenga a cierta distancia, me sirve.
—Sasuke te busca.
La sonrisa de Itachi desapareció de inmediato.
—Ya lo se.
—Dice que quiere ayudarme, pero su silencio está poniendo mi vida en riesgo.
Itachi se dio media vuelta y se acercó a la ventana para abrir la cortina y mirar en dirección al camino circular que había frente a la casa.
—Sasuke nunca quiso implicarte en esto. Soy consciente de que mi hermano es tonto y malvado. Tampoco quiero seguir implicándote en absolutamente nada, milady, pero utilizarla y amenazarla...—rugió—. Ojalá pensara un poco este maldito niño.
—No puedo decir lo mismo. Quizá si nunca me hubiera casado con Naruto, o todo la maldita ciudad se hubiese enterado de todo esto, nada habría pasado.
Él la miro y esbozó una sonrisa triste. Observó el exterior y a los guardias ataviados con la librea de la familia que esperaban junto a la puerta.
—Veo que Naruto te tiene bien vigilada. Eso me tranquiliza un poco.
—Pareces cansado —le dijo ella.
—Gracias por notarlo —refunfuñó—, después de todos los esfuerzos que he hecho para estar presentable... tendré que despedir a mi asistente.
Hinata se echó a reír.
—Ni todos los asistentes del mundo pueden esconder las evidencias de una vida dura —le respondió ella—¿nunca has pensado en cambiar de profesión? Tu forma de vida te quita vitalidad.Él apretó los labios.
—No he venido hasta aquí para hablar sobre mi vida.Hinata se sentó y espero a que él hiciera lo mismo.
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|Latidos|
FanfictionHinata Hyuga era conocida no solo por su belleza y su extraordinario físico, sino también por su personalidad tan atrevida, lo que hacía otorgarle un asiento elevado entre las más deseas chicas de la ciudad. Le resultaba cómico ver hasta dónde era...