Naruto la abrazaba y sentía a su mujer estremecerse por dentro y ruborizarse como una adolescente. Esa mujer era auténtica y transparente. A veces le resultaba que era imposible que fuera tan real.
—Vamos al salón. Pronto servirán la cena y si no aparezco, Mína vendrá a buscarme hecha una furia. Odiaran tener que dar el discurso de bienvenida otra vez —le guiño un ojo mientras la tomaba de la mano.
Hinata sonrió y no se soltó. Quería protegerla. Quería verla reír. Quería abrazarla. Quería tenerla en su cama y en su vida para siempre.
Siempre eran los mismos sentimientos, inexplicables y que lo hacían sentir demasiado vivo como para permitir perdérselos.
—¿Hinata, deseas probar mis dotes de baile? Prometo no pisarte —Shikamaru hablo con divertida seriedad.
—No gracias —Naruto contestó por ella.
—No te lo pregunté a ti —Shikamaru estaba disfrutando—. Además, te recuerdo que te esperan. Tu debes a tu público. Ahora eres el nuevo director de la agencia.
—No por elección —refunfuña enfadado.
—Por lo que sea. Ve a recibir a tus invitados que te esperan abajo. Yo me encargo de lady Hyuga, ella debe bailar con un experto. Y ese soy yo.
—Lo siento. —Contestó Naruto en tono de disculpa—. Pero es la música de mi padre. Y como verás, el tonto de Shikamaru se pone pesado.
—Sinceramente no tengo ni idea de cómo se baila eso —Hinata sonó afligida.
—Quizás prefieras acompañarme en mis saludos. También tiene que ver contigo —intento convencerla.
—No, amigo. Tienes que ir solo, y mejor te vas antes de que Itachi me ahorque por hacerlo esperar tanto.
—¿Itachi? —Hinata abrió los ojos.
—Sí —su marido se encogió de hombros—. Vino con Sasuke, dicen que tienen algunas cosas que hablar.
—Quieren felicitar a Naruto por su nuevo cargo, a pesar de que fuera el nieto del director. Y también querían venir a ofrecer disculpas por el comportamiento pasado del menor de los Uchiha —Shikamaru se llevó la mano al mentón y ella sonrió.
—Entiendo. ¿Siempre es Itachi tan correcto?
—Siempre—el Nara hizo una graciosa mueca—. Por suerte. Nunca conocí a nadie más sensato y con modales como él.
—Esta bien —dijo Naruto después de un rato—. La dejo a tus cuidados. Debes protegerla con tu vida de valiente caballero o te machaco —no estaba nada feliz con su amigo.
—Así será.
—Vuelvo en menos de lo que canta un gallo —la miro con ternura y consiguió hacerla sonrojar antes de marcharse.
—Muy bien mi estimada señora, ¿se puede saber que sutil embrujo le has arrojado a mi amigo? —el Nara la interrogaba mientras la sujetaba de la cintura para llevarla al salón.
Hinata no podía dejar de reír. Siempre le pareció demasiado diferente al resto. Él era mucho más cabeza fría, tranquilo y extremadamente relajado.
Siempre existía una cierta confidencialidad al momento de hablar con Shikamaru. Y las conversaciones en particular resultaba entretenidas.
—Me temo que no se de que hablas.
—Si lo sabes. No te quiere dejar sola por nada del mundo. De todas maneras, no era eso lo que tenía en mente para preguntarte.
Era muy evidente.

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|Latidos|
FanfictionHinata Hyuga era conocida no solo por su belleza y su extraordinario físico, sino también por su personalidad tan atrevida, lo que hacía otorgarle un asiento elevado entre las más deseas chicas de la ciudad. Le resultaba cómico ver hasta dónde era...