—Le he dicho a Ino que hoy la llevaría a cenar, amor —le explico—. Hoy ha estado cuidando a los niños mientras yo he estado contigo. Puedes acompañarnos si quieres.
—No, gracias. Vente después.
—¿Te comportaras?
En sus ojos brilló un destello de malicia.
—Sólo si tú te comportas.
Hinata pensó que si Naruto podía hacer bromas sobre aquello, iban por buen camino.
—Trató hecho.
Se detuvieron delante de la agencia de Jiraiya y él se incorporó, disponiéndose para salir.
Mientras el chofer rodeaba el carruaje para abrir la puerta, Hinata se acercó a su marido para ofrecerle su boca. Naruto colocó las manos en sus mejillas y la besó con labios firmes y dominantes. Al contrario del beso que la había derretido cuando salieron del evento, ese fue más tierno. Y más largo.
Hinata estaba sin respiración cuando se apartó.
Se quedó mirándola un momento y después, compuso un gesto de satisfacción.
—Avísale a Mikoto cuando termines.
—¿Y si estás...?
—Solo avísale.
—De acuerdo.
Naruto salió del asiento del carruaje y entró en la agencia.
Hinata se quedó mirándolo hasta que dejó de verlo y recordó mucho el día en que se conocieron. Ella estaba en el vestíbulo de su casa y el entraba por la puerta. Mantuvo esa idea en la cabeza sabiendo que no tenía sentido sentirse sola ahora, pero nunca le resultaba fácil verlo marchar. Ese era uno de sus defectos que tenía que superar.
El chofer le hablo.
—¿A donde, señorita Uzumaki?—A donde sea que esté Shion.
—Puede que no esté en su casa.
—Ya me lo imaginaba. Por eso estaría bueno ir al edifico que más frecuenta.
—Entendido. —puso en marcha el carruaje y salieron.
*****
Mei sintió una aguda punzada en mitad del pecho que no fue ni dolorosa ni placentera. La sensación tuvo un efecto tan devastador que no pudo recordar haber experimentado algo semejante con anterioridad. De modo inconsciente, alzó los dedos hacia ese lugar entre las costillas donde acababa de sentir el pinchazo. Los ojos de Naruto siguieron el movimiento de su mano antes de regresar muy lentamente hasta su rostro.
Comenzó a acercarse hacia la mesa de piedra, acortando de ese modo la distancia que los separaba.
—No esperaba encontrarte aquí —la mirada de Naruto la recorrió de arriba abajo en un exhaustivo examen—. Pero claro... es el lugar más lógico para una mujer en su situación.
Mei Temuri entrecerró Los ojos.
—¿En mi situación?—Intentando pescar a su marido —aclaró él. Ella le respondió con una mirada altiva.
—Yo no trató de pescar a Naruto, mister Uzumaki.
—Colocas el cebo —prosiguió Naruto—, lanzas el anzuelo y mareas a tú incausta presa hasta que esta yace jadeante en el muelle.
Los labios de Mei de fruncieron en un gesto tenso.
—¿Podrías quedarte tranquilo, Naruto? No tengo intenciones de separarte de tu preciosa esposa ni robarte tu libertad como aquella entonces. Eres el último en mi lista.

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|Latidos|
FanfictionHinata Hyuga era conocida no solo por su belleza y su extraordinario físico, sino también por su personalidad tan atrevida, lo que hacía otorgarle un asiento elevado entre las más deseas chicas de la ciudad. Le resultaba cómico ver hasta dónde era...