—De nada.
Naruto giró la cabeza y vio a Ino que le sonreía desde su posición tumbada en la arena a pocos metros de él.
—Se que me agradeces que haya metido en la maleta ese biquini —se explicó mientras señalaba con el mentón en dirección a Hinata, que estaba en el agua cubierta hasta las piernas.
Tenía el pelo mojado y apartado de la cara. Tenía un sombrero de pajilla estilo Pamela mientras jugaba en el agua con Neji y Hanabi.
—¿La ayudaste tú a elegirlo? —pregunto Temari sonriendo desde detrás con un elegante sombrero de ala ancha.
Naruto la había visto untándole crema solar a Hinata y a los bebés por todo el cuerpo, una tarea de la que él hubiera estado encantando de hacer, pero no había querido forzar la situación. A veces Temari cuidaba a Hinata como si fuera una niña, o si fuera alguna hija suya. Y, mientras su mujer lo miraba poniendo los ojos en blanco, él veía que ella disfrutaba de aquellas atenciones. Era una relación muy distinta de la que Naruto tuvo alguna vez con sus padres.
No podía decir que sus padres nunca lo quisieron porque sí que lo hacían. En su momento, lo adoraban a su modo, dentro de sus límites. Por otra parte, el amor que todos sentían por Hinata no tenía barreras, algo que a Hinata a veces le agobiaba.
¿Quién podría decir que era mejor o peor? ¿Qué te quisieran demasiado o demasiado poco?
Solo Dios sabía que el amaba a Hinata más allá de toda lógica.
Una repentina brisa marina lo sacó de sus pensamientos. Temari se agarra el sombrero mientras Ino giraba la cabeza hacia ella.
—Fui yo —contestó Ino poniéndose boca abajo—. Estábamos buscando bañadores de una sola pieza pero tuve que intervenir. Ese biquini estaba hecho para ella.
Sí. Desde luego que sí. Naruto tenía los brazos cruzados sobre sus piernas dobladas para poder disfrutar de su visión. Hinata estaba mojada y casi desnuda y el se sentía caliente por ella.
Y cómo si hubiese notado que hablaba de ella, Hinata hizo una señal con el dedo para que él acudiera a su lado. Naruto asintió, pero espero un momento antes de levantarse de su sitio en la arena.
El frescor del agua hizo que contuviera la respiración, por un momento después lo agradeció, cuando ella se lanzó hacia él y se apretó contra todo su cuerpo. Las piernas de Hinata envolvieron su cintura y su boca sonriente se frunció con un beso ardiente contra los labios de él.
—No estás aburrido, ¿verdad? —preguntó.
Después, se retorció de tal forma que los dos cayeron en el agua. Naruto sintió cómo la mano de Hinata tocaba su miembro y la apretaba con suavidad. Se apartó cuando él tuvo que salir a tomar aire y se rio mientras iba a buscar su sombrero que se había escapado y salía corriendo hacia la playa.
Naruto la agarró de la cadera e hizo que los dos cayeran, con su espalda absorbiendo el golpe sobre la arena. El chillido de sorpresa fue la recompensa que él necesitaba, al igual que la sensación de su cuerpo frío y suave retorciéndose sobre él.
Naruto se giró y la apresó contra el suelo. El pelo rubio le caía por la cara y goteaba sobre la de ella. Hinata le sacó la lengua.
—Qué rapido te crece el pelo, amor —se rio ella.
—No te hagas. Las de cosas que te haría si no tuviéramos público delante —le dijo él.
—Estamos en buena compañía. Puedes besarme.
Naruto levantó la vista y vio que todos los miraban.
También vio a Temari y Shikamaru acercándose a una casa situada dos parcelas más allá. Incluso desde aquella distancia, el reflejo de la lente de una cámara delató la presencia de otra persona.
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|Latidos|
FanfictionHinata Hyuga era conocida no solo por su belleza y su extraordinario físico, sino también por su personalidad tan atrevida, lo que hacía otorgarle un asiento elevado entre las más deseas chicas de la ciudad. Le resultaba cómico ver hasta dónde era...