Naruto le presentó a la mayoría y, a continuación, retiró la silla para que ella se sentara. El almuerzo transcurrió en medio de un remolino de excelente comida y conversación intensa. A Hinata le alegró saber que sus esfuerzos por aparecer de nuevo en las principales páginas de los diarios de la alta sociedad le ayudar a Naruto a hacerle muy buenos aliados en las fundaciones.
Le encanto que Naruto se sentara tan cerca de ella y le sujetara la mano por debajo de la mesa.
Cuando la mujer de cabellos rojos, a la cual todavía su nombre era desconocido, le pidió a Hinata su participación, ella negó con la cabeza.
—No estoy calificada para ofrecer nada de valor en ese aspecto. Ustedes están haciendo un trabajo increíble.
—Ah, Hinata —Naruto extendió la mano, señalando con ella a la mujer que hace poco le había hablado—. Ella es Mei Temuri.
Mei Temuri, aquella mujer de la cual Hinata tenía tantas ganas de conocer, la miro con una pequeña sonrisa.
—Gracias, Hinata.
—Eh.... —Hinata la miro confundida—,¿Por qué?
—Por ser la esposa de mi querido —asintió, y luego se encogió de hombros como si eso fuese lo más obvio del mundo—. Tenía muchas ganas de conocerte.
Hinata trató de mantener la compostura.
—Sí, Naruto también me ha hablado de usted —repuso—. Me gustaría asistir a las reuniones de la junta como observadora para ponerme al día. Si no puedo colaborar con ideas, espero encontrar otro modo de echar una mano.—Ahora que lo mencionas, muchos de nuestros receptores quieren conocer a la ayuda de Uzumaki y mostrar su agradecimiento —dijo la otra mujer, que al parecer era la vicepresidenta de operaciones—. Celebran almuerzos y cenas que también sirven para recaudar fondos. Les encantaría que Naruto asistiera en nombre d de las fundaciones, pero su agenda lo impide la mayor parte de las veces.
Hinata se inclinó un momento hacia el hombro de Naruto.
—¿Quieres que yo le insista un poco más? —propuso.
—Lo cierto es que Naruto ha sugerido que tú podrías encargarte de eso —respondió Mei con una sonrisa—. Lo que está diciendo mi colega es que puedes representar a la fundación con tu persona.
Hinata la miro parpadeando.
—Estará de broma.
—En absoluto.
Luego miro a Naruto. Él inclinó la cabeza en modo de asentimiento.
Ella trató de hacerse la idea.
—Yo sirvo muy poco como premio de consolación.
—Hinata. —Naruto expresó con esa única palabra su enorme desacuerdo.
—No estoy siendo modesta —argumento—. ¿Por qué iba a escuchar nadie lo que yo podría decir? Tú eres un experto y te llevas mejor con las personas en cuanto a expresarte. Podría escucharte todo el día dando discursos. Tú nombre vende. Ofrecerme a mi en tu lugar simplemente crearía una obligación. Eso no serviría de nada.
—¿Has terminado? —pregunto él en tono tierno.
Hinata lo miro entornando los ojos.
—Piensa en las personas que has ayudado en tu vida. —"como a mi" aunque él no lo dijera, no tuvo que hacerlo porque sabía que era así—. Si te pones en ello podrías lanzar un mensaje poderoso.
—Si se me permite añadir algo —interrumpió Mei—, cuando Naruto no puede acudir vamos alguno de nosotros en su lugar. —señaló al resto de los miembros del consejo—. La asistencia de un miembro de la familia Uzumaki sería maravilloso. Nadie se sentiría decepcionado.

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|Latidos|
FanfictionHinata Hyuga era conocida no solo por su belleza y su extraordinario físico, sino también por su personalidad tan atrevida, lo que hacía otorgarle un asiento elevado entre las más deseas chicas de la ciudad. Le resultaba cómico ver hasta dónde era...