Epílogo.

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Como la vida.

Quizá este sea el epílogo más corto jamás escrito, pero creo que no será necesario explicarles, a estas alturas, porque has leído dos finales para la misma historia.

Y es que mucho depende de todo, de la Luz con la que mires las cosas y percibas el mundo.

Quizás la historia pudo haber sido de otra manera, o pudo haber sido mucho de muchas otras. Ambas siempre resultarían con el mismo final.

Lanzarse al lodo por la persona que amás, confiar. Que cada uno le ponga el nombre que quiera.

Pero aquí está el final de un cuento que, como la vida, no tienen un único final escrito. Todo depende de cómo quieras verlo.

Esta de mas decir, que Hinata Uzumaki paso muchos años de su vida siendo la mujer segura y feliz que había soñado y que siempre había visto escrito en los libros de cuentos infantiles.

Como las princesas.

Como cuando das un paseo por el barrio de tu casa y a lo lejos vez a un chico que sabes que te cambiará la vida, que podría romperte el corazón; pero aún así tu mente se vuelve inconsciente y te dice que te lanzas a la aventura. Que te prometas vivir, ser libre y errar.

Como en los cuentos de hadas. El príncipe también había encontrado a su princesa, y le había entregado a sus herederos.

¿vivirían felices? Seguramente.
Pero solo ellos decidirán el final real de este cuento.

Fin.

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