Capitulo 21. Desliz

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Para ser sinceros, no le importaba lo que pasara después de hablar con Hiashi, para Naruto lo más importante era perderse en el bullicio de la gente y olvidar los problemas.

Suponía que no había nada más chungo que un verano lleno de cosas súper mortales para ser que ese día resultara gratificante.

Cuando entraron, Naruto encontró a Hanabi y Shion rápidamente, estaban solas, sentadas en la mesa caoba del despacho de Hiashi.

—¿Donde está Hiashi?

Hanabi torció la cabeza hasta el fondo del pasillo, donde Hiashi caminaba de un lado a otro ordenando a los empleados trabajos como un político mandatario del estado o algo así. Naruto observó la bandeja de Shion llena de budín, cubitos de gelatina roja y rebanadas de pastel.

—¿Hambrienta, Shion?

—¿Que puedo decir, novio? Las chicas tenemos el paladar dulce —cogio un bol de pastel y lo atacó.

—No te burles, está teniendo un mal día —comentó Hanabi.

—¿En serio? Que sorpresa —Naruto se sentó y tomó un sorbo de jugo de limón—, ¿que ha pasado?

Hinata que hasta ahora había estado sumergida y distante hizo lo mismo.

Hanabi miró hacia una de las sillas de atrás.

Hiashi tenía uno de los pies en la silla y estaba inclinado, retando a todos los ayudantes de cámara. Su atención estaba centrada en uno de los principales, Mikoto.

—Ah. Eso no es nada. Es solo Hiashi haciendo de Hiashi. No tienes de que preocuparte, hermana. —le dijo a Hinata, observando la situación.

—Como si lo estuviera —le espetó—. No me puede importar menos lo que le pase a ese mayordomo.

Naruto bajo la vista hasta el plato de Shion y la mitad de la comida había desaparecido.

—De todas formas, alguien no se ve muy bien. Te estás tragando todo como una vaca o un...

—¿Cerdo? —Hinata no pudo resistirse.

—Estamos aquí por otra razón —Shion miro al techo, molesta porque no sabia cómo seguirla.

—Y yo estaba hablando de Cerdos. Aquí hay varios en esta casa, lo sabrías si dejarás de ser una —Naruto se aparto para esquivar su cuchara.

—Esa no es la cuestión —Hanabi le lanzó una mirada de advertencia.

—La cuestión es que todos parecen una especie de actores en un monólogo —dijo el ojiazul, tratando de parecer simpático. Shion atacó su pastel con una concentrada dedicación al azúcar que no tuvo menos que admirar. Pero no apartó los ojos de Hiashi.

—De hecho, ser alguien como tú es patético. Es...

—¿Absurdo?

—Exacto. —Refunfuñó, pasando a atacar ahora a la gelatina.


Unos minutos después, Hiashi se abrió paso hasta la mesa. Se dejó caer junto a Hanabi y las tazas de la mesa donde Hinata y él estaban sentados se levantaron.

—Chicos, tómenselo con calma.

Hiashi se relajó un poco.

—Lo siento. Suelo olvidar que estoy en plena transición. Jiraiya me advirtió que sería un momento difícil, como cuando eres el chico nuevo del barrio.

Hinata le dio una patada por debajo de la mesa, para no reírse.

Shion fue menos sutil.

—Creo que todo este azúcar me está revolviendo el estomago. Ah, perdón, ¿he dicho azúcar? Quise decir, estupidez —miro a Naruto— y cuando digo estupidez, quiero decir tú.

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