Capitulo 36. ¿Eran dos?

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Así que lo distrajo.

—¿Te acuerdas esta mañana cuando te dije que deseaba algo más?

Su atención cambió un instante y su mirada se volvió cautelosa y alerta.

—Claro.

—Se que necesitas mucho valor para hablarle a la doctora Mizune, sobre todo, si tenemos en cuenta lo que opinas de  la privacidad —No obstante, ¿quien podía culparlo de esa desconfianza? Mizune había llegado a su vida como una terapeuta que lo ayudó cuando se sintió deprimido por la muerte de sus padres y ella había abusado alguna vez de su confianza—. Me inspiraste para ser igual de valiente.

Su precioso rostro se ablandó y se llenó de ternura.

—Hoy me sentí realmente bien —murmuró ella.

Naruto sonrió.

—Tú necesitabas que se le contara —añadió en voz baja. Pronunció esas palabras como una declaración pero, en realidad, se trataba de una pregunta.

—Sí —le dijo.

Es más, Naruto lo necesitaba. Los problemas de pareja eran importantes, y tenían que sacarlos afuera. Sobre todo cuando le menciono a la doctora lo de Erika. No se trataba de un secreto sucio y vergonzoso que hubiese que ocultar dentro de una caja. Era una verdad desagradable, y las verdades —por naturaleza— tienen que ser aireadas.

—Y tú necesitas enfrentarte a Shion —repuso él.

Hinata lo miro sorprendida.

—La verdad es que no estaba llevando la conversación hacia ese punto, pero si, lo necesito.

Esta vez, Naruto asintió.

—De acuerdo. Vamos a prepararlo.

Hinata se permitió hacerse una imaginaria señal de victoria. Un punto a favor.

—También has dicho qué hay una cosa que te gusta más que el sexo conmigo —le recodo en tono frío. Por su mirada supo que la estaba provocando.

—Bueno, yo no lo diría exactamente con esas palabras —Hinata le pasó los dedos por el pelo—. Follar contigo es realmente mi actividad favorita. De todas.

Naruto sonrió con suficiencia.
—¿Pero?

—Vas a creer que soy tonta.

—Aún así, sigo pensando que eres hermosa y estás muy buena.

Hinata lo beso por aquello.

—En el instituto de etiquetas, la mayoría de las chicas a las que conocía tenían novios. Ya sabes cómo es eso: hormonas ardientes e historias de amor épicas.

—Eso me han contado —respondió él con ironía.

Las palabras se agolparon en la garganta de Hinata. Había sido una estupida al olvidar cómo debía de haber sido para Naruto. Él no había tenido pareja hasta que conoció a Shion por sus padres. Había sido muy aburrido para él, porque a los doce años nunca pudo disfrutar de amistades ni tener una infancia feliz, sin tener que pasar todo su tiempo con Shion, o aprendiendo de su padre.

—Amor...

Ella se maldijo en silencio.

—Olvídalo. Es muy aburrido.

—Sabes que eso no te va a funcionar.

—Y ¿solo por esta vez?

—No.

—Por favor.

Naruto negó con la cabeza.

—Escúpelo.

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