CAPITULO 3.

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Giancarlo estaba en el despacho de su casa con una botella de whisky, miraba hacia la ventana, tenía cerca de ocho meses desde que se había hecho cargo de la constructora, no había tenido un solo día de tranquilidad, a pesar de que solía acompañar a su hermana en las salidas a divertirse, él siempre estaba tenso, su hermano Luciano le llamaba seguido para saber como le estaba yendo en la empresa, le decía que no tuviera miedo a tomar decisiones, él siempre lo respaldaría y si necesitaba consejos no dudara en buscarlo.

Se termino su bebida y salió de la casa, se sentía asfixiado, así solo tomo el auto y condujo, dio varias vueltas hasta detenerse en una disco, era sábado y la vida nocturna comenzaba. Entro solo con la intención de tomar algo y después volver a casa. Se sentó en la barra y pidió un trago, después otro y así hasta que se sintió mareado, era hora de irse, pago la cuenta y camino unos pasos, sin embargo, volvió a sentarse.

-Hola ¿estás bien? – pregunta una linda pelirroja, Gian enfoco su vista y con descaro la recorrio con la vista, era muy hermosa

-Si, si estoy bien... gracias – dijo él sin dejar de verla

-¿Ya te vas? – Giancarlo asintió – espero no vayas a manejar sería una imprudencia.

-Estoy bien, puedo manejar – dijo el casi arrastrando las palabras

-No lo creo... ven te acompaño a la salida, te pediré un taxi, ya mañana regresas por tu auto

Ayudo a Gian a salir del lugar, sin embargo, él se puso un poco intenso y comenzó a decir que se llevaría su coche, después de discutir un poco la pelirroja le quito las llaves del auto.

-Mira guapo, en otras circunstancias te dejaría a tu suerte, pero estas de suerte, él estúpido de mi novio o más bien mi ex novio, me acaba de dejar por una maldita zorra y lo acabo de ver salir de la disco con ella, me harás un favor y yo te hare otro ¿ok?

Gian no entendió solo asintió, él se subió en el lado del copiloto y ella comenzó a manejar y se alejaron del lugar. La pelirroja le pidió una dirección y él dijo que lo llevaran al hotel de su familia. Le ayudo a llegar al penthouse que siempre usaban.

-Bonito lugar guapo – dijo la mujer

-No quiero llegar a casa

-Eres casado y huyes de tu mujer – dijo ella recibiendo una bebida de parte de él.

-No, en casa no hay nadie, mi hermana debe andar de fiesta, mi hermano mayor se mudo a Estado Unidos, la casa esta sola – dijo bebiendo su whisky

-¿Por qué venir aquí entonces?

-Prefiero estar solo aquí que en casa. Tu novio es un imbécil... eres muy hermosa

-Si es muy imbécil, se qué el ahora debe estar preguntándose con quien me fue de la disco, mañana estará llamando.

-¿Lo perdonaras?

-No, estoy un poco loca, pero no soy idiota, además creo que no lo amaba, siento coraje, pero nada más.

Siguieron charlando un poco más hasta que ella dijo que era hora de irse, tomo su bolso y camino hacia la puerta. Giancarlo la alcanzo, la detuvo tomándola por la cintura y la besó, ella no tuvo tiempo de responder, pero después de unos segundos se dejo llevar. Tal vez fue el alcohol, el estrés o la soledad que sentía, pero en esos momentos solo deseaba sexo.

-¿Estás seguro de esto?

-Muy seguro... eres muy bella – dijo Gian apretando su trasero

-Tu eres muy guapo, me gustaste desde que te vi en la barra.

La Trampa del AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora