CAPITULO 46.

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Giancarlo se encontraba en su oficina revisando los proyectos que tenía acumulados, aunque Luciano se había hecho cargo de la constructora, la verdad es que si había trabajo pendiente, pasaba las horas encerrado y eso lo distraía, al menos funcionaba para no querer salir y buscar a Alessia. Hacía dos días Luciano le había comentado que se mudaría a Italia unos meses, Emily estaba de acuerdo, ella pronto llegaría al país con sus bebés, aunque Gian le aseguraba que estaría bien y cuidaría a su hermana Arianna, Luciano argumentaba que necesitaba volver a su país por un tiempo, deseaba que sus hijos también conocieran sus raíces, además de que Emily estaba totalmente de acuerdo. Fue entonces cuando inicio el proyecto más importante, la construcción de su hogar, Luciano había estado trabajando en el diseño de un espacio para su familia, el cual, por supuesto estaría en el mismo terreno en el que se encontraba la mansión De Luca, solo que separada de la casa principal, esto lo tenía ocupado y enfocado, por lo que Gian ahora estaba completamente al frente de la constructora.

-Señor – le llamo su secretaria por teléfono – aquí se encuentra la señora Amelia, solicita hablar con usted

-Hazla pasar enseguida – Gian dejo lo que estaba haciendo para atender a la tía de su mujer

-Hola Gian querido ¿cómo estas? – entro Amelia saludando

-Amelia, que gusto verte, estoy muy bien, pensaba llamar más tarde, para saber de Alessia

-De ella precisamente es de quien quiero hablar – dijo ella seria

-¿Le paso algo? ¿cómo esta? – pregunto preocupado

-Tranquilo querido, ella esta bien, físicamente bien, de hecho ya puede hacer más cosas, el médico le ha dado ciertos permisos y bueno tu bebé creciendo cada día – esa declaración saco una sonrisa a Gian

-Me alegro mucho, quisiera que ella me permitiera acércame, pero bueno – bajo la mirada triste – le daré su espacio, espero que con los días este más tranquila y me de la oportunidad de hablar.

-Querido es lo que me preocupa... mira, lo que mi sobrina ha vivido en este último año no ha sido nada fácil, desde la perdida de sus padres, su mejor amiga y su familia, ese maldito persiguiéndola, tener que hacerse pasar por hombre, su secuestro, el embarazo... uuf la verdad, que siga cuerda es ganancia, pero me duele verla así, se esta consumiendo en la tristeza, ella no es mi niña, aquella chica que conocí con una fortaleza increíble, esa mirada tierna y llena de vida – Amelia comenzó a llorar

-Amelia – Gian se acercó y la abrazó – no sé como ayudarla, no se como acercarme, se que la lastimé con mi reacción al enterarme del embarazo, fui un completo imbécil, pero te juro que la amo con todo mi ser, me mata no poder estar con ella, apoyarla, no sé que hacer

-Lo sé muchacho, puedo sentir la sinceridad en ti y tus palabras, se cuanto amas a mi niña y créeme ella también te ama mucho, solo que esta siendo consumida por sus miedos... por eso he tomado una decisión – Gian le miro expectante

-Amelia, sea lo que sea, quiero ser parte de esa decisión, por favor – le pidió pues en el fondo sabía que lo que escucharía no le gustaría

Amelia le explico a Gian su deseo de llevarla a la ciudad donde ella y Giorgio vivían, habían investigado y existía un centro de ayuda a personas victimas de secuestros y violaciones, no la internarían, pero si tenían la intención de que acudiera para que recibiera apoyo. Como era de esperarse Gian casi se vuelve loco, aunque ahora no la podía ver, saber que se encontraba en la ciudad le daba cierta tranquilidad, pero ahora que Amelia quería llevársela eso no sonaba bueno. Estuvieron discutiendo largo rato, hasta que derrotado Gian acepto que no debía ser egoísta, en esos momentos la salud mental del amor de su vida era muy importante, solo esperaba que no tuviera que ser demasiado tiempo. Amelia le recomendó que él también buscara apoyo, necesitaba estar fuerte y libre de temores para poder ofrecerle a su sobrina la seguridad que ella tanto ansiaba, sabía que lo lograría.

La Trampa del AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora