CAPITULO 41.

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Los planes de Fabian Salvatore habían cambiado drásticamente, con Alessia embarazada tuvo que informar a su padre casi moribundo que no podría irse del país aún. Fabian no había querido hablar con su hijo, estaba esperando que el chico se diera cuenta que no tenía escapatoria y que aceptara su destino, liderear la gran mafia a la que pertenecía su familia, cada vez que lo veía, odiaba más y más a Victoria, si ella no lo hubiera escondido, él hubiese podido moldear a Ángelo a su imagen.

-Señor – le hablo uno de sus hombres

-¿Qué quieres? – contesto con fastidio

-Ya esta todo listo, pero tendremos que salir del país en barco, por ahora es peligroso hacerlo por aire o tierra – Fabian chasqueo la lengua – también conseguí más hombres.

-Bien, espero que esos hombres sean buenos, no quiero errores.

-No los habrá, conseguí a un tipo que conoce muy bien los barrios bajos, los demás le tienen miedo...

-Solo mantenlo controlado, tipos así suelen dar problemas y no quiero eso

El hombre salió del despacho y se dirigió a donde los nuevos estaban esperando indicaciones, eran diez hombres, todos parecían salidos de la cárcel, con tatuajes y cicatrices, entre ellos se encontraba Ares, la única esperanza que había por ahora.

Fabian subió a la habitación de su hijo, era momento de charlar, esperaba que el chico entrara en razón, no podía darse el lujo de deshacerse de él.

-Buenos días querido hijo – dijo Fabian

-Por favor, déjame ver a mi hermana y a Arianna – Ángelo pidió poniéndose de pie

-Mmmm al parecer no recibiste buena educación

-Lo siento, buenos días – dijo él, estando frente a su padre, se podría ver el parecido, pero Ángelo lo superaba en estatura y músculos

-No vengo a hablar de ellas, si no de tu legado, creo que sabes muy bien que, al ser mi hijo, tu deber es hacerte cargo de mis negocios, se que por culpa de la zorra de tu madre, no pudimos ser padre e hijo, pero nunca es tarde, ahora que estamos juntos podemos conocernos y recuperar el tiempo perdido – dijo tranquilamente

Ángelo lo miro expectante, sabia que no tenía muchas opciones, había estado pensando todo el tiempo que llevaba en ese lugar y la única manera de ayudar a las chicas era unirse a Fabian, mas bien hacerle creer que estaba de su lado.

-Esta bien – dijo Ángelo con voz firme – pero debes darme garantías de que estaré a salvo

-Muchacho inteligente, me agrada – la garantía es tu sangre, ser un Salvatore te da el poder, pero cuidado, porque no eres más que yo en este lugar. Tienes que demostrar que eres digno, así que mi querido hijo, estas a prueba.

-Seré digno – contesto Ángelo

Dicho lo anterior Fabian le pidió seguirlo, le dio un breve recorrido por esa parte de la gran casona, lo llevo también al área donde se encontraban sus hombres descansando mientras otros hacían guardia, les dijo que él era su hijo y que poco a poco iría tomando su lugar. Después del recorrido le dijo que debía vestirse porque tendrían una fiesta. Ángelo subió de nuevo a su habitación y se encontró con una gran sorpresa, todo el cuarto estaba cambiado, las sábanas, cortinas, algunos muebles y cuando reviso, se dio cuenta que hasta ropa nueva y de marca había en su closet.

-No importa lo que tenga que hacer, prometo que las sacare de aquí – dijo en un susurro.

En la otra ala de casa, las chicas mudas le llevaban a Arianna ropa limpia y le indicaban con señas que se bañara, ella lo hizo y en menos de 15 minutos ya estaba lista, las chicas le indicaron que bajara y la llevaron hasta la sala de estar, donde vio todo arreglado como para llevar a cabo una ceremonia, un hombre con traje, pero mal encarado le dijo que si quería no quería recibir un castigo, se mantuviera en silencio y no se moviera de su lugar, ella lo hizo al ver que el hombre le mostraba su arma. Minutos después vio a Ángelo bajar, enfundado también en un traje caro, este se coloco del otro lado y le dedico una mirada fugaz a Arianna, pero se mantuvo en su lugar.

La Trampa del AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora