CAPITULO 30.

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Gian se levanto y se dirigió al baño, se encontraba relajado, aunque le hubiera encantado despertar con Alessia en sus brazos, sabía que lo mejor había sido que regresara antes de que los descubrieran. Sonrió ante la situación, ni siquiera cuando fue adolescente hizo cosas como esa, se dio una ducha pensando en ella, definitivamente estaba completamente loco, pues comenzó a excitarse a tal punto que sin pensárselo mucho, comenzó a tocar su pene, el cual ya estaba despierto, cerró los ojos y en su mente se dibujo el rostro de ella, quedó prendado de sus hermosos ojos como miel, la imagino desnuda, recorrió su cuerpo apretando más el agarre de su miembro, soltó un gemido al sentir como sus testículos se tensaban. Movió su mano más rápido imaginando que era ella quien lo tocaba.

-¡¡Alessia!!... – se corrió mientras gemía su nombre, siguió moviendo su mano hasta que la última gota fue expulsada.

La respiración de Gian era acelerada, se sostuvo de la loseta, al tiempo que buscaba recuperarse, el agua de la regadera se llevo la evidencia de lo sucedo y él soltó una carcajada ¿qué pensaría Alessia si se enterara que se había masturbado y corrido pensando en ella? Definitivamente había vuelto a ser un adolescente y todo se debía a su preciosa miel, como la tenía registrada en su celular.

Después de varios minutos salió del baño, listo para trabajar, era viernes y esa noche tendría además que asistir al evento en el que su hermana había estado involucrada, así que deseaba terminar pronto con los asuntos de la constructora para tener al menos unas horas para descansar, lo cierto era que esos eventos no eran de su agrado, aunque sabía que eran importantes para empresarios como él.

-Buenos días Sara – saludo a su nana al entrar a la cocina

-Buenos días mi niño ¿tu si vas a comer algo?

-Si nana ¿Por qué? – pregunto extrañado

-Pues tu hermana salió solo con una taza de café argumentando que tenía muchas cosas que hacer y me dejo la comida.

-Yo si comeré algo nana – dijo sonriendo preguntándose si Alessia ya habría desayunado

Le envió un mensaje para darle los buenos días y preguntarle como estaba, sonrió al recordar la noche anterior. Sara lo vio sonreír mientras escribía en su celular.

-Te vez muy feliz mi niño – dijo ella

-Me siento muy bien nana – fue lo único que contesto y ella ya no dijo más.

Alessia se encontraba terminando de desayunar, estaba lista para trabajar, esperando solo que Gian avisara la hora de partir a la empresa.

-Buenos días – saludo Franco entrando a la cocina para servirse café

-Buenos días, al parecer se te pegaron las cobijas – dijo ella pues normalmente era el primero en levantarse

-Anoche regresamos tarde – Alessia solo asintió y no dijo más – hoy es el evento, he dado indicaciones de que Leonardo y Marcello cubran al señor Gian, Enzo y yo estaremos con Arianna, no te separes del jefe.

-Ya lo sé, me lo ha dicho muchas veces, la verdad preferiría no ir, habrá mucha gente, me siento insegura – dijo ella con nerviosismo

-No te pasara nada, eres Adriano, el asistente del jefe, estarás detrás de él solo tomando nota de cosas importantes – dijo Franco tranquilo

-Pero es un evento social, no creo que me necesite

-Te equivocas, suele suceder que en estos eventos se conocen personas importantes, personas con las que los empresarios comienzan relaciones y se abren oportunidades para hacer negocios, el señor Gian es poco conocido en el medio, apenas esta comenzando a afianzar relaciones y ganarse la confianza de posibles clientes, aunque a él no le agrede, estos eventos son necesarios.

La Trampa del AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora