CAPITULO 18.

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Gian se encerró en su recamara, se sentó en la orilla de la cama y posó sus codos en sus rodillas, con las manos en la cabeza, no quería pensar en lo que acababa de hacer, porque había sido él quien besó a Adriano, aunque si lo pensaba, el chico le había correspondido el beso. Si antes su cabeza era un laberinto de emociones, ahora estaba peor, sus emociones oscilaban entre rabia, miedo y un dejo de excitación.

-¡Maldición Adriano! ¿Qué me estás haciendo?

Grito frustrado, se dejó caer en la cama y cerró los ojos, comenzó a recrear lo de hacía unos minutos, esos ojos hipnóticos, esa voz fina, ese trasero... su respiración comenzó a acelerarse. Sus labios, esos labios suaves y carnosos, el beso había sido un toque de cielo, el sabor de su boca, la timidez con la que le había correspondido el beso... Gian abrió los ojos de golpe ¿se había excitado? Definitivamente se estaba volviendo loco.

En lo que restó de la tarde y noche, Gian ya no salió de su habitación, ni siquiera cuando Sara le llevo la cena, este abrió la puerta. Durante casi toda la noche había estado dando vueltas en la cama, recreando una y otra vez ese beso. No pudo negar que lo había disfrutado, que incluso no hubiera querido parar aquel momento. Sin duda necesitaba ayuda, porque se seguía repitiendo que él no era gay. Termino dormido casi en la madrugada y con un fuerte dolor de cabeza.

Alessia estuvo igual o peor que Gian, tocaba sus labios una y otra vez, aún podía sentir el hormigueo en sus labios. No podía creer que le había besado y no solo eso, sus manos habían acariciado su cuerpo. No quería emocionarse, pero no pudo evitarlo, su corazón latía con fuerza, sabía que era un error, pero era un que la hacía sentir mariposas en su estómago.

-No seas tonta Alessia... no puedes tener estos sentimientos

Se repetía cada vez que las imágenes regresaban a su mente. Por un momento regreso a su realidad y entonces cayó en cuenta de la gravedad de las cosas ¿qué pasaría si Gian se enamorara de Adriano? ¿Qué haría cuando se diera cuenta que en realidad ella era mujer? ¿La perdonaría? ¿La amaría como a Adriano? ¿La odiaría? Eran tantas incógnitas que no tendrían respuesta, al menos no por el momento. Unos toques la alertaron, sabía que era Franco.

-Pase – dijo ella. Franco abrió la puerta y se recostó en el marco de la puerta con los brazos cruzados.

-¿Y bien? – dijo Franco

-¿Qué? – dijo ella tratando de estar lo más tranquila posible

-¿Qué paso allá afuera? Y no te atrevas a decir que nada, eres pésima mentirosa y lo sabes, aun no entiendo como aún no te descubren los demás – dijo él tranquilamente

-Franco... es complicado... yo no sé – dijo ella desviando la mirada

-Mmmm... supongo que debe ser difícil, más cuando eres besada por el jefe – dijo él y ella abrió los ojos con sorpresa

-¿Cómo? Es decir, nos viste – dijo ella sonrojada y sorprendida

-Estuve a punto de intervenir cuando él te tomo del brazo, sin embargo, fue interesante ver como el jefe moría de celos

-Él no esta celoso, solo... le soy molesto – dijo ella

-Te besó, por que fue él quien inicio el beso – dijo con una leve sonrisa – no quise interrumpir, la verdad creo que Gian comienza a sentir algo por Adriano, pero esta en conflicto por ser hombre – ella asintió – solo mantente lejos de los problemas, sabes que no es bueno que ustedes se involucren, más si no eres honesta con él.

-¿Cres que no lo sé? – dijo comenzando a llorar – se lo que cargo, se que en estos momentos soy un peligro para cualquiera, solo siendo Adriano tengo una oportunidad de vivir tranquila y ahora ni eso puedo tener.

La Trampa del AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora