-Es bueno saber que sigues en una pieza - la voz gruesa y sensual de Gian se escuchó fuerte y claro, Alessia volteo lentamente, pues aún no podía hacer movimientos bruscos
-Señor Gian - dijo apenas en un susurro, Gian le miro curioso, su voz era muy fina, poco... varonil
Cuando sus ojos se conectaron por fin, las mariposas en el estómago de Alessia comenzaron a revolotear, mientras que Gian se perdía en el color miel de los ojos de Adriano.
Después de unos instantes sin decir nada, Alessia intento levantarse, pero hizo unas muecas de dolor que no pasaron desapercibidas para Gian.
-No quise incomodarte, supongo que tampoco puedes dormir – dijo él
-Ah no, tengo un poco de insomnio – dijo Adriano mirando hacia el suelo
-Franco me dijo que habías tenido un percance con el auto – dijo al tiempo que se sentaba a un lado de ella
-Este... si, es que mi mano... - levanto su mano cortada – me traicionó
Gian volteo para verlo de frente, tenía curiosidad por el color miel de los ojos de Adriano. Alessia quería irse, pero no sabía como hacerlo, no quería verse grosera o que Gian pensara mal. La presencia de Gian la ponía ansiosa, su mirada intensa le era imposible de sostener.
-Tengo una duda – dijo Gian, haciendo que Alessia le mirara por fin - ¿Cuál es el verdadero color de tus ojos? Por que recuerdo haber visto tus ojos color café oscuro y ahora son color miel. - Alessia se maldijo mentalmente pues había olvidado ponerse las lentillas
-Ah este... si lo que pasa es... que dependiendo la luz o... color de ropa... en ocasiones se ven... diferentes – dijo muy nerviosa
-Ya veo – se volteo a ver las estrellas – eres muy joven, ¿ser chofer y mandadero es lo que quieres hacer de tu vida? – la pregunta descoloco a Alessia, hacia mucho que no pensaba en su futuro, mas bien trataba de sobrevivir al presente.
-Yo...
-Cuando era niño, recuerdo que me encantaba estar en el despacho con mi papá, el hacía sus planos, mientras yo jugaba con legos, amaba construir cosas – dijo con añoranza, sin dejar de miras las estrellas, Alessia se perdió por unos momentos en ese perfil perfecto de su cara – mi papá decía que sería un gran arquitecto... cuando ellos murieron yo... supongo de qué deje se sentir esa emoción. – hizo una pausa donde Alessia no supo que decir – no sé ni por que te digo esto, en fin, será mejor que vayas a dormir.
Alessia se quedó callada mordiéndose el labio, había tantas cosas que podría decir, pero ninguna palabra salió, sintió tristeza y añoranza en las palabras de Gian, esas mismas emociones que ella tenía al recordar su vida de antes. Se puso de pie y solo dijo buenas noches, camino hacía la casa de los guardias, mientras Gian inconscientemente desviaba su vista hacía Adriano. Notó su lento caminar y volvió a perderse en el trasero del chico.
-¡carajo! Necesito relajarme – dijo al darse cuenta de lo que estaba haciendo.
Se levanto y se fue a su recamara, no quería pensar en nada, solo perderse en el sueño, tenía demasiados problemas que día perdía más y más la satisfacción en su trabajo. Ya no le emocionaba como antes, ahora cada vez era más fastidioso llegar a la empresa y sumergirse en un montón de documentos y tomar decisiones, así como resolver los problemas en los que él mismo se había metido por su inmadurez.
Alessia, llegó hasta la puerta de la entrada de la casa de los guardias y justo cuando iba a abrir, vio que franco llegaba, se veía cansado y fastidiado. Ella aún no sabía que iba a suceder con su situación, Franco no había sido claro con lo que pretendía, debía estar alerta.
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La Trampa del Amor
ChickLit-¿Qué carajos paso? - se encontró con su ropa regada, algunas botellas de alcohol y un preservativo tirado a un lado de cama. Comenzó a buscar en sus recuerdos y lo último que se le venía a la mente era beber como desquiciado cuando vio a aquel homb...