CAPITULO 29.

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Amelia estaba completamente sorprendida, el muchacho que estaba frente a ella era su sobrino, el hijo de su hermana Victoria, aquel niño que ella había abandonado al nacer, que oculto de su familia. Ángelo por su parte se removía incomodo ante la mirada de la mujer, quien no había podido decir ni una sola palabra, se encontraban sentados en la sala, su mujer tomaba su mano en señal de apoyo, algo en su interior le decía que pronto se enteraría de cosas que no le iban a agradar para nada.

-Traje un poco de té, creo que lo necesitamos – dijo Giorgio regresando de la cocina con una bandeja

-Gracias – contestaron los jóvenes, mientras Amelia no era capaz de quitar la vista de ellos

-¿De verdad eres hijo de Victoria? – pregunto por fin Amelia

-Si... ella era mi madre biológica... pero nunca vivimos juntos... yo...

-Creciste en un orfanato – concluyo Amelia – perdón, es que estoy muy sorprendida, mi hermana guardo muy bien el hecho de haber tenido un hijo, hasta hace poco nos enteramos de tu existencia.

-Entiendo, bueno yo nunca la conocí realmente, ella me busco cuando yo era adolescente, vivía con una pareja de ancianos que me cuido cuando escape del orfanato, me dijo quien era, pero... fue clara conmigo... ella no podría ser mi madre – dijo Ángelo con tristeza.

Amelia soltó un jadeo, con cada cosa que descubría de su hermana, se sentía triste y desilusionada, pensar en todo lo que su sobrino habría sufrido por no tener una familia, la hacía querer llorar. Giorgio se dio cuenta del estado de su mujer, así que la abrazó.

-La última vez que nos vimos, entrego algunas cosas y me dijo que en esta dirección encontraría a mi tío Luigi, pero no sabía que también tenía una tía – dijo él mirando como Amelia soltaba unas lágrimas

-Ella sabía que vivía aquí y jamás me busco – dijo con pesar

-Amor, tranquila, estoy seguro que hay una explicación – Giorgio la atrajo más a su pecho

-Es que no puedo creer todo lo que hizo, yo...

-Victoria se comunicaba conmigo cada cierto tiempo, pero desde hace unos meses dejo de hacerlo, me... me preocupe y decidí buscarla, ella nunca quiso que supiera donde vivía, pero lo investigue, ella... murió – dijo el chico

Un silencio se instauro en la sala, ninguno de los cuatro sabía que decir, pero esta vez Amelia fue la que armo de valor, las decisiones de su hermana habían afectado a sus sobrinos y ahora ella iba a protegerlos.

-Mi hermana murió junto con su esposo, fueron asesinados, no sabemos quien lo hizo, pero... esas personas buscaban algo, que tampoco sabemos que es, han perseguido a mi sobrina Alessia... tu hermana – Ángelo abrió los ojos, sabía de la existencia de una hermana.

-Alessia – susurro él

-Si, ella no estaba cuando fueron asesinados, pero si ha sido perseguida, llego a nosotros buscando refugió y ahora tu también, algo muy grave debe haber detrás de todo esto. Victoria no quiso saber más de mí, Alessia no sabía de mi existencia, pero tu, tu llegaste por medio de mi hermana, no entiendo

-Ella nunca me hablaba de su familia, pero yo sabía que existía, desde que la conocí comencé a investigar quien era, pero ella siempre se portó distante conmigo, nunca como una madre – dijo con un nudo en la garganta – la última vez que hablamos, dijo que estaba en peligro, mi padre bilógico podía estar buscándome y debía esconderme, él es un hombre peligroso. Ese día me entrego unos documentos que prueban su participación en varios delitos.

-¡Por Dios! No entiendo nada

-La señora Victoria le contó a Ángelo sobre su pasado – esta vez fue Noelia, novia de este quien hablo.

La Trampa del AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora