~Stephanie~
Su rostro ya no perturba mis sueños. Cada día sin su compañía me aproxima al olvido, y eso me aterra. Me aterra pensar que alejar tanto el recuerdo hará que se esfume, y con él, el miedo.
Sé que tengo que olvidarlo para seguir adelante. Pero algo me dice que si lo hago, mis murallas se debilitarán, y volveré a ser vulnerable. Necesito el recuerdo para mantenerme alerta; para impedir que me suceda nuevamente; para defenderme.
—¿En qué piensas? —le pregunto a Sarah.
—En mi familia. En cuanto extraño los paseos que dábamos las tardes de verano en Neumannia —responde con una sonrisa.
—¿Cómo era? —pregunto—. Siempre quise ir a la capital del Imperio.
Sarah me observa de costado.
—Tampoco era la gran cosa. —Se encoge de hombros—. Te puedo asegurar que el Estado Francáico es más bonito. Una vez lo visité con mis padres; Lizzie y yo nos quedamos tan enamoradas que planeamos mudarnos allí cuando termináramos la Universidad. Soñábamos con vivir en el mismo edificio pero en diferente planta, así nos veríamos en medio de la noche y haríamos pijamadas. —Le sonríe al recuerdo melancólicamente.
—Fuiste a la capital, ¿cierto? —susurro.
Asiente con la cabeza.
—Pues mi vida era muy distinta en el pueblo. Aunque la vista es como un cuento de hadas. Amaba los pueblos, los caminos de ladrillo, las canastas llenas de rosas que los decoraban. La mayor parte de mi tiempo lo gastaba en unas fincas que estaban cerca de mi casa. La flora y fauna eran impresionantes...
El recuerdo de una tarde de verano, en la que April y yo jugábamos de pequeñas, recolectando flores violetas que crecían en la orilla del río Verre, viene a mi memoria. La fragancia primaveral, las risas, la inocencia, los rayos del sol dorándonos la piel. Extraño mi niñez; cuando mi madre estaba viva, cuando no tenía preocupaciones ni miedos, cuando él no era alcohólico.
—El Estado Neumánnico es todo lo contrario. Todo es gris y aburrido. Muchos edificios fueron derribados, y no se puede subir a las montañas porque es imposible respirar el aire en las alturas. Todo por las guerras y la contaminación. El oxígeno ya no llena los pulmones de la gente, pero igualmente yo era feliz. Todo era mejor cuando mi hermana estaba a mi lado.
Sus palabras me recuerdan a mis hermanitos. No hay nada que extrañe más en el mundo que su presencia. Ahora están solos con él. Están siendo maltratados por las mismas manos que golpearon mi cuerpo. Necesito ir a buscarlos.
—Debemos salir, cueste lo que cueste. —Mi voz se entrecorta. Los hijos de puta que nos hicieron esto van a sufrir. Y con esta nueva habilidad mi padre también. Ya no seré la Stephanie vulnerable.
»Entrenemos ahora —digo decidida, mientras me pongo de pie.
—Claro —responde Sarah—. Iré a llamar a los demás.
Reemplazo mi camisón por prendas de ropa que cubran mayor cantidad de piel, y me dirijo hacia la sala. Mi mirada se fija en el sillón negro; Nicholas está sentado en la superficie de cuero, viendo la misma película de todos los días. Me siento a su lado, y comienza a relatarme lo que está sucediendo en el filme.
Sarah golpea la puerta de Alex y Phil con furor.
—¿Qué quieres? —grita Alexander desde el interior del dormitorio.
—Vamos a entrenar —anuncia ella.
—No pienso entrenar ahora —Alex abre la puerta. Su torso está desnudo, y su cabello negro cubre su frente.
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Una Prisión Infinita (Eslabones de Sangre #1)
Science FictionSu mayor deseo se convirtió en su peor pesadilla. La oportunidad de salvar sus vidas las ha arruinado por completo. El mundo se encuentra dividido: un Imperio liderado por un hombre perverso, y una Nación hecha estragos a causa de un virus que arr...