Capítulo 55

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~5 de Noviembre~


3:34 A.M

He estado todo el día pensando en continuar mi historia, pero la inútil de Akira, y Betserai, me han obligado a salir al exterior. ¿Por qué debo hacerlo si mi compañía más preciada es la libreta? La gélida brisa está entrando en mi dormitorio, pero no pienso levantarme. Se avecina la parte entretenida del escape.

En ese momento, mientras observaba la espalda de Akira, un temblor me tumbó al suelo. Los sismos se hacían cada vez más fuertes, y aunque combatir los movimientos de la tierra era casi imposible, logré juntar las energías para incorporarme. Tomé la pistola que yacía sobre el piso de mármol, y eché a correr, dejando atrás a la joven que estaba arrodillada sobre el suelo, pero un grito interrumpió mi huida.

"La salida no es por ahí".

Retorné al sitio en el que ella se encontraba, y coloqué el arma bajo su barbilla, obligándola a mostrarme el camino.

"Un movimiento en falso y disparo" la amenacé.

Las suelas de nuestros pies contra la combinación de mármol y magma, resonaban en la distancia. Podía estar dirigiéndome directo hacia una trampa. De ser así, no dudaría en apretar el gatillo.

Cuando doblamos en la esquina del corredor, se oyeron unas voces que no fui capaz de reconocer. Fue entonces cuando mi mirada se fijó en el causante de toda esta mierda.

"Resguarden a Leyna" los gritos de los soldados perforaban mis oídos. Uno de ellos se acercó a nosotras; ya era demasiado tarde para cambiar de rumbo.

Allí estaba, pero claro que en ese momento no sabía quién era. Ahora lo tengo más que claro:

Emperador.

Ferdinand Neumann.

Calvo.

Hijo de puta.

El hombre intentó hablar, pero las palabras no salieron de su garganta. La luz violeta del poder de Akira, se reflejo sobre sus ojos azules, y la ira que se mostraba en su mirada se hizo visible.

El cuerpo de la joven se encogió, y el arma que yo sostenía se hundió aún más en su cuello. Una vena comenzó a palpitar en la sien de Neumann. Sus ojos nos recorrieron con detenimiento, y se fijaron en quien más tarde sabría que era su hija.

El hombre cerró sus manos en puños y comenzó a hablarle a Akira.

"Luego de todo lo que hice por tí... ¿me traicionas?" Ejerció presión sobre su antebrazo.

«¿Tal vez es una impostora de los dos bandos?» me pregunté.

Ahora conozco la realidad, o eso creo. A menos que (y si esto es así no sé qué mierda haría) Akira continúe trabajando para él, incluso a kilómetros de distancia. Pero supongo que nunca deduciré si ella continúa traicionándome. Encontrar la oscuridad dentro de las personas no me resulta una tarea ardua. Esta ya forma parte de mí; la luz se ha extinguido en mi interior, y mi trayecto es tan sólo sombra y frío. Eso me permite reconocer la verdadera naturaleza de las personas, pero con ella no es así; su mirada no me da ni un indicio, su interior parece un gris plano, sin blancos ni negros.

Pasaron unos segundos hasta que Neumann continúo. Y sus palabras me marcaron; porque tal vez tenía razón. Tal vez por eso me había fortalecido; me habían quitado la esencia humana.

"Supongo que es verdad. La humanidad es la debilidad de toda persona. Pensé que si te criaba con los valores adecuados, no serías igual de asquerosa que el resto de la gente".

Una Prisión Infinita (Eslabones de Sangre #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora