Capítulo 36

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~Sarah~

Me está matando. Me está matando besar a Alex, como si todo estuviera bien. Me está matando reir con Nick, como si él no fuese uno de los posibles traidores. Me está matando preocuparme por Stephanie, cuando tal vez todo es un plan para confundirnos, y volver a capturarnos.

Todavía no puedo creerlo. Una de las personas en quienes confié está colaborando con ellos. Con los secuestradores; los que me torturaron y separaron de mi familia.

Mi corazón se hizo trizas, y aunque trate de sentir furia, tan sólo logro afligirme. Desearía mil veces no haberlos conocido antes que esto. Es peor una traición por parte de los que amas que una enemistad. «Si nos están apuñalando por la espalda, ¿por qué nos ayudaron a escapar?»

Cuando nos fugamos de la celda me obligué a no pensar en esto. Pero ahora, todos los sentimientos reprimidos han salido a la superficie, y ocultarlos es cada vez más difícil.

La noche ha caído y las respiraciones de los desconocidos con los que he convivido estos últimos meses se acoplan. «Conocidos. Amigos» me corrijo. No sé cuándo cruzamos esa barrera, y es muy difícil volver atrás.

El aire gélido de la brisa mece la vegetación a mi alrededor, e impacta contra mi cuerpo. Un escalofrío recorre mi espalda, y me acurruco aún más contra la áspera corteza del árbol, mientras entorno los ojos para observar a mi alrededor. La luz de la Luna es la única fuente de iluminación; su brillo blanquecino le brinda un aspecto tenebroso a la jungla.

Mi mirada se desliza por el prado hasta encontrarse con los ojos de Alex, que parecen dos trozos de obsidiana en medio de las sombras. Su mano se aferra a la mía con mayor intensidad, y aunque quiera apartarla, sé que no debo hacerlo.

—¿Tú que crees Sar? —La voz de Nick se infiltra en mis oídos.

Las miradas se posan en mí, y el nudo que obstruye mi garganta se hace aún más grande. «Actúa normal» pienso. Intento esbozar una sonrisa, pero sólo logro que mi rostro se contraiga en una mueca. La expectación de sus ojos es reemplazada por extrañeza. La mirada de Alex se enternece y mis ganas de llorar aumentan; cada célula de mi cuerpo quiere confiar en él, pero sé que no puedo ser tan idiota.

Quiero responder, pero no tengo la menor idea de lo que están hablando. Son tantos los pensamientos que atormentan mi mente, que es como si mi audición se hubiese desconectado. «¿Será él el traidor?» me pregunto cada vez que veo a alguien a los ojos.

—Lo siento, no estaba escuchando, ¿qué sucede?

—¿Crees que deberíamos partir ahora? —repite Nick.

—No. Cuando amanezca tendremos mayor visibilidad, y la temperatura será más elevada.

—Voy adentro —replica sin prestar atención a mi respuesta—. Es un congelador aquí afuera.

—Yo igual —dice Phil

—¿Steph? —pregunta Alex.

Fijo mi mirada en ella; yace acurrucada contra una piedra, intentando preservar el calor que irradia su cuerpo. Sus ojos se posan en nosotros y las comisuras de sus labios se elevan.

—Me largo.

Se pone de pie con lentitud y se dirige hacia la cueva con pasos cortos, dejándome a solas con Alex. Deseo retirarme, pero debo continuar fingiendo, nadie puede enterarse de que he descubierto la verdad.

El chico me observa con una sonrisa ladeada en sus labios, mientras que un brillo particular destella en sus pupilas. La ternura de su mirada, me hace sonreír de manera instantánea, pero el gesto se congela a medio camino.

Una Prisión Infinita (Eslabones de Sangre #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora