Capítulo 31

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~Sarah~

La ausencia de Stephanie se siente como una carga en el aire. Los brutales golpes de Philip siguen repitiéndose en mi mente. Los dedos de Alex se entrelazan con los míos. Nadie es el traidor. Todos son los traidores.

El hielo nos encierra como una cápsula, pero no siento el frío. Steph puede estar muerta. «Muerta. Muerta» la palabra hace eco en mi cabeza. La cadena del collar envuelve mi dedo tan fuertemente que corta mi circulación. Mis ojos se han quedado sin lágrimas, y mi mirada vuelve una y otra vez hacia la sangre; parece un río que me acecha, del que no puedo escapar.

Lo que más me duele es pensar que mi madre y Elizabeth seguramente vivieron esto. Muerte. Dolor. Tortura. Aunque escapar es mi objetivo, volver al mundo real sería admitir que ellas ya no me acompañarán. Pero haré lo que sea para encontrarlas, para saber lo que les pasó.

«Lo primordial son Nick y Steph» me recuerdo. «Si es que están vivos» dice otra voz en mi cabeza.

—¿Crees que... está viva? —le pregunto a Alex. Sus manos rodean mi cuerpo y uso el suyo de protección.

—N-no lo sé. Si vuelven a ponerle un dedo encima, a cualquiera de nosotros, los mataré.

Me asusta la seriedad de su voz.

—P-phil, él —comienzo a decir.

—Perdió los estribos —me interrumpe Alex—. Nunca lo había visto así. Parecía fuera de control.

Cientos de pensamientos afloran mi mente. Pensé que Philip sería el traidor; sus pocas palabras, su resistencia ante la idea de escapar. Pero ahora no estoy tan segura; él atacó a los guardias, nos defendió, pero su ataque fue brutal. «¿Y si es Stephanie?» pienso. Tal vez fue todo un plan. Dispararle para llevársela y poder comunicarse. «¿Y si es Alex, fingiendo empatía?» «¿Y si es Nicholas, y se ha cagado nuestro escape?».

Un torbellino de hipótesis se anudan en mi mente y mi dolor de cabeza se incrementa. «Sea quién sea, sólo puedes confiar en ti misma» me digo. Pero es difícil. Es muy complicado no tener un pilar del cual sostenerse. No tengo tiempo para pensar en esto; ya es suficiente con todo lo que está sucediendo. Debo fingir un poco más. Debo escapar, eso es lo más importante.

Deseo cerrar mis ojos y volver al pasado, pero debo afrontar la realidad. Vuelvo a mirar el reloj. «1. 2. 3». Antes de llegar a cuatro, escucho que alguien golpea la puerta.

Me aproximo velozmente y pego mi oreja contra el metal.

—¿Nick? ¿Eres tú? —pregunto con ansias.

—Sí —responde seriamente—. ¿Le dices a Alex que me traiga... una toalla?

—Claro —digo.

Llamo a Alex y este viene con un toallón de baño en sus manos. Las comisuras de sus labios se curvan.

—Aquí está —digo—. ¿Conseguiste la llave?

—Sí.

La puerta se abre silenciosamente. Nick introduce su brazo por la abertura, y arrebata el trozo de algodón de las manos del joven. Luego de unos segundos, entra en la sala, cubierto por la toalla. Sus ojos se posan en el líquido rojizo que tiñe el suelo, y se paraliza al instante.

—Toda esa sangre, ¿es de Steph? —pregunta con voz temblorosa.

—Si-si —susurro. «¿Cómo sabe eso?».

Nick muerde su labio inferior.

—¿Dónde está Philip?

Alex señala al joven, quien abraza sus piernas, mientras las lágrimas se deslizan por sus mejillas de manera silenciosa. Un humo gélido envuelve su cuerpo. Es devastador.

Una Prisión Infinita (Eslabones de Sangre #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora