I'll be the blood if you'll be the bones
I'm giving you all
I'm giving you all
So lift up my body and lose all control
I'm giving you all
I'm giving you allYou hover like a hummingbird
Haunt me in my sleep
You're sailing from another world
Sinking in my sea
You're feeding on my energy
I'm letting go of it
She wants itWolves without teeth - Of Monsters and Men
LeBlanc expulsó el humo despacio, disfrutándolo. Era la mejor maría que había pillado en mucho tiempo. Sonrió para sí mismo y la cabeza se le fue un poco, pero no pasaba nada. Qué movida, tú. Pero qué movida más llena de colores, que bonita.
A él, cuando fumaba, tampoco es que se le pusiera una risa estúpida como a Grey o que delirara, como Ezra. Solo se le adormecía todo, la vida se volvía ligera. El cuerpo, la cabeza, a saber. Entraba en un estado de paz con el mundo que hasta a él le parecía asombroso; no le importaba Jesica ni le importaba Venus ni la importaban sus chanchullos ni el futuro. Había muchas cosas bonitas ahí fuera como para andarse con marrones. Dio otra calada despacio, saboreando ese deje dulzón. Se desperezó como un gato cansado. Sentía todos los músculos relajados, deshechos. Qué bien. Sí, joder, qué bien.
-A este no le sacamos de casa hoy...- dijo Grey, pero él tampoco estaba para moverse. Estaba tirado en el chaise-longue, boca arriba. Sí que tenía que ser fuerte esa mierda para fulminar a un mastodonte como lo era él.
-¿Para ir a dónde un puto miércoles?- Dylan jamás, jamás estaba adormilado. Jamás le faltaba energía. Daba una calada de vez en cuando y volvía a su tequila, que tenía desperdigado por toda la mesa. Cuando no bebía, mordisqueaba las rodajas de limón. Le encantaba hacer eso.
-Abrid la puta ventana, anda...- intentó ordenar el pelirrojo, pero le salió más un lamento.- No me jodáis...- le dio un poco la risa. A lo mejor la ventana debía estar cerrada. A lo mejor se les escaparía la energía si la abrían. Se la podría llevar el humo, como a las sombras, como a Peter Pan. -No, no...- meneó la cabeza y su pelo cobrizo se revolvió.-... Tíos, mejor dejadla así...
Se llevó la mano al piercing de su nariz. Ya no le dolía. A lo mejor no le dolía por los porros pero a lo mejor ya no le dolía por otras cosas. Debería haberse curado. Tiró un poco. Estaba en el cartílago del medio, un aro pequeño con una bola. Podría tirar y podría no hacerlo. No le apetecía nada ponerse a sangrar, eso era verdad.
-¿Y Summer?¿No piensa venir?- preguntó Dylan. Su voz estaba algo pastosa.
-Estará con el gilipollas ese- gruñó Ezra. Se le había pasado lo del ácido, estaba tranquilo.- No quiero que salga más con él. Voy a hacer que rompan.
-No, tío- dijo Grey- Es buen tío.
-¿Te cae bien?¿Es tu colega?¿Es más tu colega que yo?
Le tiró un cojín que le dio en toda la cara y que el rubio no pudo esquivar. Ezra se rió como si hubiera sido un gran chiste. Sí que había sido gracioso en realidad.
-Me parece bobo. Pero dejala en paz.
-¿Me vas a ayudar a que rompan, LeBlanc?- le miró haciendo un puchero.
LeBlanc le agarró la cabeza con ambos lados, mirando fijamente la locura que eran sus ojos. Tenían nombre. Los ojos de Ezra tenían un nombre: la pupila estaba rasgada hacia abajo, como si se derritiera. El verde se mezclaba con puntos marrones y ambarinos. Nació así, con ojos de tigre de bengala. Los tigres no ven bien. Ezra tampoco veía bien: no podía salir a la calle sin gafas de sol, todo estaba borroso. Cuando LeBlanc le miraba sentía que sus pupilas cambiaban de forma. Uno se podía perder en esos ojos toda la vida.

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Salvajes
Подростковая литератураJuliet está rota porque quien debía quererla no la quiso. Ezra está en guerra con el mundo porque no sabe hacer otra cosa. LeBlanc tiene miedo de admitir que está enamorado. Summer siente tanta culpa que no es capaz de vivir del todo. Grey no tiene...