Oh, and babe I'm fist fighting with fire
Just to get close to you
Can we burn something, babe?
And I run for miles just to get a taste
Must be love on the brain
That's got me feeling this way (feeling this way)
It beats me black and blue but it fucks me so good
And I can't get enough
Must be love on the brain
And it keeps cursing my name (cursing my name)
No matter what I doI'm no good without youAnd I can't get enoughMust be love on the brain.
Love in the brain - Rihanna
-¿Puedes estarte quieta, por favor?- gruñó Summer, levantando una ceja. Juliet resopló, echándose hacia atrás en el incómodo sofá. El olor del pintauñas la mareaba mucho y aquello le parecía una auténtica tortura.- Juls, te quiero, pero que te muerdas las uñas es una cosa que me da ganas de matarte. Que la gente se muerda las uñas en general. Es que no puedo con ello. Esta amistad funciona en esos términos.
Cuando terminaron el instituto Summer estudió estética y peluquería. Era un poco lo que se esperaba de ella; podía pasar horas arreglándose y disfrutaba de ello. La realidad era que poner guapos a los demás era una cosa que le daba igual porque a ella lo que le divertía era mirarse al espejo, colocar el color en el sitio adecuado, hacer que su pelo pareciera una cosa un día y otra al día siguiente. Era un culto a sí misma.
Estudiarlo no fue una cuestión de pasión o de interés o de incapacidad para hacer otra cosa sino, más bien, respondió a algo que le parecía inteligente: obtendría un título por hacer cosas que ya sabía y que no le resultaban difíciles. No era como tener que hacer algo nuevo y perder el tiempo.
Lo de las uñas era otra cosa: empezó a hacerlo porque las uñas mordidas le daban un asco infinito. No podía con ello: ver a alguien con los dedos como muñones, con las uñas horriblemente cortas y padrastros. Sentía hasta náuseas a veces y a la vez no podía apartar la mirada. Eran unas crías cuando comprobó que si le pintaba a Juliet las uñas dejaba de mordérselas y poco a poco comenzó a extender esa costumbre entre todas sus amigas. ¿Era demasiado pensar que el mundo era un lugar mejor por una manicura? Porque objetivamente lo era.
-Por favor, solo evita dejarlas muy largas: no puedo ni agarrar un pincel. Y el olor es horrible.
-No huele más fuerte que todas esas pinturas tuyas. Pero bueno, un colocón gratis no lo rechaza nadie, ¿no?
La casa de Juliet parecía un poco menos desangelada. Había colgado el reloj y un espejo en la columna y un tapiz con un mandala en colores morados en la pared. Era un poco cliché, como de casa de artista. También había puesto cortinas para la ventana que estaba sobre su cama y para la puerta de cristal que daba a la terraza, eran como de terciopelo y tenían un aspecto totalmente teatral. Las dos grandes estanterías ahora tenían un par de cactus que le había regalado Grey, libros viejos que a saber de dónde los había sacado, una pipa de agua de colores brillantes y calidad nefasta. Dylan le había conseguido una mesa redonda, pesada y metálica, que alguien en su barrio había tirado y tres sillas, totalmente diferentes. Y en el medio de todo, ella había extendido un plástico sobre el suelo, un lienzo y un estuche de madera reluciente lleno de botes de pintura.
A Juliet jamás se le habría ocurrido preocuparse por tener o no muebles. Si no invertía el dinero en ellos no era por no querer pagar, sino porque seguro que ni siquiera se le había pasado por la cabeza que una persona necesitara una mesa, sillas, sitios donde guardar cosas.
-Te alegrará saber que he comprado una tele, me la traen el miércoles- dijo la rubia.- Las casas de verdad tienen tele, ¿no?
-Sí. Tienen tele.

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Salvajes
Teen FictionJuliet está rota porque quien debía quererla no la quiso. Ezra está en guerra con el mundo porque no sabe hacer otra cosa. LeBlanc tiene miedo de admitir que está enamorado. Summer siente tanta culpa que no es capaz de vivir del todo. Grey no tiene...