XXXVI

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I used to like liquor to get me inspired
But you look so beautiful, my new supplier
I used to like smoking to stop all the thinking
But I found a different buzz
The world is a curse, it'll kill if you let it
I know they got pills that can help you forget it
They bottle it, call it medicine
But I don't need drugs'Cause I'm already high enough


High enough - K.Flay


Pedirle a Josh un tiempo había sido muy sencillo. No había tenido que sopesarlo, no había tenido que dedicarle mucha reflexión. Él se había sorprendido y había dicho que no lo entendía. De hecho había seguido escribiendo con más insistencia y eso que antes no estaba nunca pendiente del móvil.

No es que le preocupara, sabía cómo eran los hombres. Cuando les pedían tiempo rara vez te lo daban de verdad: estaban los que pasaban de ti porque de hecho ya pasaban de ti antes y los que se volvían unos pesados porque no podían entender que estuvieras fuera de su control. Eso le pasaba a Josh; cuando creía que todo iba bien no le prestaba demasiada atención pero de golpe se daba cuenta de que podía perderla y de golpe tenía mucho que decir en forma de grandes párrafos y promesas.

A Summer le daba igual, la verdad. Recordaba que cuando volvía a dejarlo con Omar solía llorar mucho, incluso cuando era ella la que la había cagado. Sabía siempre que iban a volver y sabía que ambos metían la pata constantemente pero aún así la invadían sentimientos muy intensos. Era agotador pero de golpe se descubría recordándolo con algo de añoranza.

Tenía muchas ganas de escribir a Omar pero aún no lo había hecho. Aún no estaba preparada para eso.

Summer siempre había ido al mismo gimnasio y siempre había ido al mismo grupo de baile, primero como academia y luego en el grupo de competición. Pero para eso tampoco estaba preparada. Se había permitido el lujo de ir a un gimnasio nuevo, uno que costaba más al mes que todos a los que había ido antes. Si alguien le hubiera dicho años atrás que el deporte sería su capricho le habría dado un ataque de risa, pero lo necesitaba. Necesitaba moverse.

Se había lesionado muchas veces, claro, porque llevaba toda su vida haciendo deporte: con las animadoras tenían tiempos mejores que los de cualquiera de los equipos del instituto que, por otra parte, no es que fueran brillantes. Ahí fue cuando empezó a hacer acrobacias primero de suelo y luego con telas y aros, en el aire. Se lo había tomado muy en serio.

Era una buena bailarina. Le gustaba lo que hacía. No había pasado tanto tiempo de aquellas clases nocturnas de lo que fuera: twerk, bailes latinos, bailes de salón... Llegaba a casa destrozada después de haber echado ocho horas en el trabajo y otras tantas de clase. Pero le gustaba. Recordaba que le gustaba.

¿Dejó de gustarle alguna vez? Se lo preguntaba mientras la sonriente recepcionista registraba sus datos en el ordenador y le iba informando de horarios, de las clases, de los espacios que podían reservarse. Cuando se lesionó y tuvo que tomarse un descanso sintió tanta tranquilidad... El no tener que ir corriendo a todas partes, el que no le faltaran horas de sueño. Lo necesitaba. Y después empezó a salir con Josh y después todo se volvió tranquilo y simplemente no supo volver.

Cuando Jass le habló de la audición de Trópico por primera vez sintió náuseas, vértigo, como si de verdad tuviera la obligación de hacerlo. Como ir a un examen para el que no has estudiado lo suficiente. Le costó poner una excusa cualquiera y le costó mantener la calma. Y cuando Juliet lo repitió fue un poco más de lo mismo.

Se enfadó un poco aunque no se lo dijo a nadie y decidió pasar del tema. Tardó un tiempo en darse cuenta de que ese sentimiento horrible no era normal. Que no podía ponerse nerviosa solo con pensar en volver a bailar, algo que la había apasionado. Y que, quizás, aún la apasionaba.

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