Today you made me feel irrelevant
Twisted my intelligence
Made it seem there's no brain in my head
I'm like a skeleton, can't shut my eyes
Right now I feel like I'm an alien
I'm so fucking dangerous
Cover up the evidence with medicine
I can't find the life
All I wanna do is kill somebody
Kill somebody, kill somebody like you
You, you, you, you
All I wanna do is kill somebody
Kill somebody, kill somebody like you
You, you, you, you
Kill somebody - Yungblud
Juliet no era de esas personas que repiten que van a dejar de beber cada vez que tienen resaca. De hecho, ella conocía bastante bien su cuerpo y sabía normalmente cuando tomarse una tregua para que el día siguiente el dolor de cabeza y de estómago no fueran insoportables. No solía mezclar alcoholes, tampoco con otras drogas porque durante su adolescencia tenía recetadas tantas pastillas que tenía que tener un cuidado infinito.
Todo reacciona con todo y es fácil que las personas se olviden de eso.
En realidad no debería beber, claro. Pero no todos hacemos lo que debemos siempre. De hecho, a veces hacemos lo que no debemos a sabiendas de que todo va a ser una mierda. Habían pasado tres días y aún tenía poca confianza en la capacidad de su estómago de hacer su trabajo sin devolver todo a la salida.
-Tienes pinta de estar al borde de la muerte- se rió Dylan, con un destornillador en la oreja izquierda. En su pelo rubio quedaban suaves trazas de verde desteñido y lo tenía atado en un moño que le quedaba raro.- En serio, ¿has comido algo?
-Ayer por la noche me sentí capacitada para meter algo de contenido en mi estómago, así que pedí un montón de comida china. Me comí solo la mitad y vomité como un... 33 por ciento o así- suspiró ella. Estaba sentada en el suelo, con la espalda apoyada en la columna central del cuarto. Tenía una botella de agua entre las manos, unas profundas ojeras. Había pasado tiempos mejores pero también alguno peor.
-¿Y te queda algo?- preguntó Dylan.
-Sírvete tú mismo. Siento no poder ayudaros. Siento haberte vomitado encima también.
-No es tan difícil- contestó Grey. Estaba inusualmente callado. Juliet lo achacó a que él también arrastraba algo de resaca y a que llevaba un rato montando y desmontando las bisagras de la puerta. Dylan y él eran las únicas personas a las que imaginaba montando un mueble, así que les llamó a ellos cuando le dejaron el enorme paquete en la puerta. Juliet no era especialmente torpe y seguro que habría podido hacerlo sola, pero lo pensaba y prefería pegarse un tiro en el pie derecho. Uno tiene amigos para lo bueno y también para lo malo.
-Bueno, fue a la segunda- repuso Dylan.
-En ese caso, la verdad es que estabas avisado.
-¿Qué te pasó para que se te fuera tanto de las manos?- Dylan se desperezó. Lo cierto es que el mueble estaba prácticamente montado. Era un armario alto con cajones en la parte inferior. Era muy soso y funcional, como son las cosas que quiere la gente adulta para sus casas. No había sido caro, así que seguro que no era especialmente resistente. Seguro que acabaría pintándolo, igual que acababa pintando todo lo que tenía cerca pero en ese momento el simple hecho de imaginar el olor de la pintura le daba náuseas- Normalmente no se te va tanto la olla.
Juliet suspiró y se tomó unos segundos para responder.
-Que soy un poco gilipollas, no tiene más- resopló. Era un poco cierto. Había intentado ahogar un sentimiento horroroso con todo lo que pilló y así le fue, claro: mal. Beber no soluciona nada. Solo te hace ser un poco más ridículo y, probablemente, que le vomites a alguien encima.

ESTÁS LEYENDO
Salvajes
Teen FictionJuliet está rota porque quien debía quererla no la quiso. Ezra está en guerra con el mundo porque no sabe hacer otra cosa. LeBlanc tiene miedo de admitir que está enamorado. Summer siente tanta culpa que no es capaz de vivir del todo. Grey no tiene...